La última batalla de un guerrero
“Ya terminó mi ciclo. Sinceramente, me estoy muriendo”. Con esas palabras, cargadas de serenidad y resignación, Pepe Mujica cerró su historia ante el mundo. El carismático expresidente de Uruguay falleció este martes 13 de mayo a los 89 años, víctima de un cáncer de esófago en fase terminal. Su muerte, anunciada por el presidente Yamandú Orsi, marca el fin de una era para la izquierda latinoamericana.
Una decisión consciente: “El guerrero tiene derecho a su descanso”
En enero de 2025, Pepe Mujica concedió una entrevista al Semanario Búsqueda que conmovió al país. Fue allí donde, sin rodeos, anunció que dejaría de luchar contra el cáncer.
“El cáncer en el esófago me está colonizando el hígado. No lo paro con nada. Soy un anciano y tengo dos enfermedades crónicas. No me cabe ni un tratamiento bioquímico ni la cirugía porque mi cuerpo no lo aguanta.”
Esa frase no solo revelaba la gravedad de su estado, sino también una decisión profundamente humana: abrazar la muerte con dignidad.
El peso de la edad y la lucidez del final
A sus 89 años, Mujica sabía que su tiempo era limitado. Rechazó procedimientos invasivos y se refugió en la intimidad de su hogar, acompañado por su esposa, Lucía Topolansky. Los cuidados paliativos iniciados en enero fueron su única medida médica.
Un adiós sin escándalo: “No me pidan más entrevistas”
“Estoy cansado”, dijo en la entrevista. Pidió a la prensa respeto, que no lo buscaran más. Era su última batalla, una que enfrentó con la misma convicción con la que vivió.
“El guerrero tiene derecho a su descanso”
El semblante triste de Topolansky, relatado por los periodistas, completaba una escena íntima, dolorosa pero coherente con su estilo: austero, sincero, directo.
Mujica: el hombre que vivió como habló
José Mujica fue mucho más que un presidente. Fue guerrillero, prisionero, legislador, agricultor. Pero, sobre todo, fue un referente ético.
Un legado de coherencia
Rechazó privilegios, donó gran parte de su salario y vivió en su chacra hasta el último día. En un mundo de liderazgos fabricados, Mujica fue auténtico.
Voz crítica en el escenario mundial
Desde su discurso ante la ONU hasta sus charlas en universidades, nunca dudó en denunciar el consumismo, la desigualdad o el daño ambiental. Su palabra tenía peso porque provenía de la experiencia y la convicción.
Reacciones: “Gracias por todo, Viejo querido”
El presidente Yamandú Orsi confirmó la noticia con un mensaje sentido:
“Con profundo dolor comunicamos que falleció nuestro compañero Pepe Mujica. Presidente, militante, referente y conductor. Te vamos a extrañar mucho, Viejo querido.”
Uruguay se detuvo. La región también. Las redes se inundaron de despedidas, anécdotas, fotos, frases. Mujica había muerto, pero su legado ya era inmortal.
Vivir con sentido, morir con dignidad
Pepe Mujica nos dejó una última lección: la de aceptar el final sin miedo ni excesos. Su muerte, lejos de ser tragedia, es el cierre de una vida intensamente vivida. Nos queda su ejemplo, sus palabras, su coherencia.
¿Estaremos a la altura de su legado?