La reina Sofía, a sus 86 años, enfrenta una nueva batalla que inquieta a la Casa Real: su salud respiratoria se deteriora, y el tabaco vuelve a ser protagonista.
La recaída que conmociona a la Casa Real
En un giro que ha encendido las alarmas en la Zarzuela, la reina emérita Sofía ha vuelto a enfrentar complicaciones de salud relacionadas con un enemigo conocido: el tabaquismo. Lo que para muchos era un hábito superado, hoy se perfila como un riesgo crítico para su vida.
Un hábito que nunca desapareció del todo
Según el libro “Doña Sofía” (2021) de los periodistas Carmen Enríquez y Emilio Oliva, la madre de Felipe VI fumaba hasta 10 cigarros diarios en su juventud, especialmente durante periodos de crisis. Aunque pasó años sin fumar, el fallecimiento de su hermano Constantino II en 2023 y la delicada salud de su hermana Irene habrían detonado su recaída.
La advertencia médica que no puede ignorarse
Informes recientes de la Casa Real revelan que la reina Sofía sufrió una infección respiratoria severa, relacionada con una bronquitis crónica agravada por daños pulmonares acumulados. Médicos del hospital madrileño que la atendió advierten que la exposición al tabaco ha sido un factor decisivo en el deterioro de su sistema respiratorio.
Felipe VI: hijo, rey y guardián
La preocupación del monarca ha trascendido lo familiar. Felipe VI ha reforzado el seguimiento médico de su madre y se reúnió personalmente con especialistas para evaluar tratamientos eficaces contra su dependencia al tabaco.
Una relación marcada por la discreción y la lealtad
Aunque públicamente se han mostrado distantes en ocasiones, Felipe VI mantiene un profundo respeto y cuidado hacia su madre, lo cual se evidencia en su involucramiento directo en decisiones médicas y terapéuticas.
Recomendaciones médicas estrictas
Los profesionales han sido claros: la reina debe abandonar el tabaco de forma definitiva. Su salud está en una línea delicada donde cualquier nuevo brote respiratorio podría tener consecuencias irreversibles.
Más allá del tabaco: un cuadro clínico frágil
El deterioro físico de la reina Sofía no se limita a su sistema respiratorio. En abril de 2024, fue hospitalizada de urgencia por una infección urinaria, lo que encendió otra señal de alerta. Aunque se recuperó, su capacidad para afrontar nuevos retos de salud se ha visto mermada.
Señales preocupantes en sus apariciones
En sus recientes apariciones públicas, observadores notaron dificultades en el habla y movilidad reducida, lo que refuerza las versiones de que su equipo médico ha recomendado un estilo de vida mucho más moderado.
El espejo danés: un cambio de paradigma
Paradójicamente, mientras la reina Sofía enfrenta los estragos de una adicción del pasado, la Casa Real de Dinamarca, de la que desciende, impulsa activamente campañas contra el tabaquismo y el alcohol.
Un cambio generacional en la realeza europea
El contraste es contundente: las nuevas generaciones reales promueven hábitos saludables. En este escenario, el caso de Sofía se convierte en un punto de reflexión sobre las transformaciones culturales que también tocan a las monarquías.
Un legado en juego
A pesar de su retiro de la vida activa, la reina Sofía sigue siendo un símbolo. Su deterioro físico y la posible pérdida de calidad de vida afectan no solo a su familia, sino a la percepción pública de la estabilidad y salud de la institución monárquica.
¿Puede el rey Felipe VI salvar a su madre del tabaco antes de que sea demasiado tarde?
El desenlace de esta historia aún está por escribirse, pero lo cierto es que la salud de la reina Sofía ya no admite descuidos. Su caso podría marcar un punto de inflexión en el enfoque de salud pública dentro de la realeza.