Terremoto en Myanmar: una tragedia en medio del conflicto civil

Terremoto en Myanmar deja más de mil muertos y revela la fragilidad de un país golpeado por la guerra civil. Esto es lo que ocurre en el corazón del caos.

AL MOMENTO

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El estruendo llegó antes que el silencio

Cuando la tierra tembló bajo sus pies, Nang Aye Yin no pensó en la política ni en la guerra. Solo corrió. Myanmar, ya herida por una guerra civil sin tregua, se convirtió en ruinas cuando un terremoto de magnitud 7.7 sacudió su suelo. En un país aislado, sin voz ni infraestructura, la naturaleza terminó de derrumbar lo que el conflicto armado había dejado en pie.

Myanmar, una nación al límite

Guerra civil, aislamiento y crisis humanitaria

Desde 2021, Myanmar vive una guerra civil entre la junta militar que tomó el poder mediante un golpe de Estado y una red de fuerzas prodemocráticas y grupos étnicos armados. Las cifras son aterradoras:

  • Más de 2 millones de desplazados internos
  • Censura total a los medios independientes
  • Bloqueos de Internet y comunicaciones
  • Colapso del sistema de salud y educación

La llegada del terremoto multiplicó la desesperación. Donde antes había fuego cruzado, ahora hay escombros y silencio.

“Las líneas están caídas. No sabemos si mis primos están vivos”, relata Aye Yin, desde la región de Sagaing.

Mandalay: una ciudad histórica convertida en escombros

La antigua capital real, epicentro de la tragedia

Mandalay, segunda ciudad más importante del país, hogar de 1.5 millones de habitantes, fue una de las más afectadas. Monasterios, palacios y calles enteras colapsaron tras el sismo.

Vecinos relatan escenas de horror:

  • Cuerpos atrapados en mezquitas, derrumbadas durante la oración del viernes
  • Casas fracturadas por completo
  • Carreteras que conectan con zonas rurales, cortadas por deslizamientos

Un geólogo local calculó que el sismo liberó una energía “equivalente a 334 bombas atómicas”, mientras las réplicas siguen sacudiendo la región.

“La pared cayó sobre mi abuela. Grité por ayuda. Mi esposo tuvo que saltar desde la calle”, narra una sobreviviente.


La región de Sagaing: donde la pobreza y el desastre convergen

Al otro lado del río Irrawaddy, en Sagaing, las casas de madera resistieron más que las de concreto. Pero el acceso a hospitales y refugios es casi nulo.

Nang Aye Yin relató que el convento donde estudiaba su sobrina se desplomó. Una niña perdió tres dedos del pie. Otra sufrió fracturas de cráneo y pierna.

“Fueron rechazadas en tres hospitales. Todos están llenos”, dijo.

Cifras confusas, dolor real

¿Cuántas víctimas hay realmente?

Hasta ahora, la junta militar ha confirmado más de 1,000 muertos. Sin embargo, organizaciones independientes estiman que el número podría duplicarse.

El caos informativo es total:

  • Zonas sin acceso
  • Comunicaciones colapsadas
  • Medios independientes exiliados o silenciados

La verdadera dimensión del desastre tardará semanas en conocerse, y aún más en entenderse.

Una apertura inesperada: la junta pide ayuda internacional

Un giro político en medio de la tragedia

Históricamente, el régimen militar de Myanmar rechaza la ayuda internacional, incluso en catástrofes. Pero esta vez, el general Min Aung Hlaing pidió asistencia exterior apenas 24 horas después del sismo.

Es un cambio drástico. Durante el ciclón Nargis (2008), que dejó 138,000 muertos, la junta impidió el ingreso de ayuda extranjera durante semanas. Hoy, en cambio:

  • China fue el primero en responder, enviando equipos de rescate
  • India, Malasia, Singapur y Rusia anunciaron paquetes de ayuda
  • ONGs como la Cruz Roja están solicitando acceso urgente

“Por primera vez en años, la junta muestra una grieta. Tal vez el desastre lo logró”, analiza un experto en derechos humanos en Tailandia.

El dilema humanitario: ¿cómo ayudar sin legitimar a la dictadura?

Cooperación vs. reconocimiento político

La comunidad internacional enfrenta una encrucijada ética. ¿Cómo brindar asistencia sin validar a un gobierno que viola sistemáticamente los derechos humanos?

ONGs y organismos multilaterales buscan:

  • Corredores humanitarios neutrales
  • Coordinación con gobiernos locales paralelos y grupos étnicos autónomos
  • Supervisión de la distribución de ayuda

“El riesgo es que la ayuda no llegue a quien la necesita, sino que fortalezca al régimen”, advierte una analista en Yakarta.

Las voces desde las ruinas: historias de supervivencia

La fe bajo los escombros

En Mandalay, varias mezquitas colapsaron durante la oración del viernes. Un testigo dijo que al menos 100 personas resultaron heridas en una sola mezquita.

“Era una escena dantesca. Gente gritando, heridos por todas partes”, relató un sobreviviente.

En un convento, una niña gritaba bajo los escombros. Su maestra logró sacarla tras 40 minutos de cavar con las manos.

“Solo escuchábamos sus quejidos. Cuando la vimos sangrando pero viva, lloramos todos”, relató un voluntario local.

El desafío de reconstruir en medio de la guerra

Infraestructura colapsada, sin recursos ni legitimidad

Los daños no son solo físicos. Myanmar ya tenía infraestructura deteriorada por años de abandono y conflicto. Hoy:

  • Carreteras cortadas
  • Hospitales saturados o en ruinas
  • Escuelas destruidas o convertidas en refugios

La junta promete reconstrucción, pero la confianza ciudadana es nula. Muchos temen que los fondos desaparezcan en corrupción o clientelismo militar.

¿Dónde está la comunidad internacional?

Reacciones tibias, asistencia fragmentada

Aunque algunos países han enviado ayuda, la ONU y la ASEAN han tenido respuestas limitadas. Las sanciones impuestas tras el golpe dificultan los canales diplomáticos.

Sin embargo, la presión internacional crece, especialmente desde organizaciones de derechos humanos y la diáspora birmana.

“Myanmar necesita ayuda, pero también justicia”, subraya un activista en Londres.

¿Podría el terremoto cambiar el curso del conflicto?

¿Es esta una oportunidad para una tregua?

Algunos analistas creen que el desastre podría forzar una pausa temporal en los combates, abriendo una ventana para el diálogo. Otros son más escépticos.

  • Las fuerzas prodemocráticas han seguido operando en el norte
  • La junta refuerza su presencia militar en Mandalay
  • Hay denuncias de desvío de ayuda a zonas bajo control del régimen

“No hay señales reales de voluntad política para una solución”, sostiene un diplomático en Bangkok.

El sismo detrás del sismo

El terremoto en Myanmar no solo fracturó estructuras. Reveló la fragilidad de un país abandonado por su élite, traicionado por la política e ignorado por gran parte del mundo. Entre los escombros, emergen voces que piden algo más que ayuda: piden justicia, visibilidad y paz.

¿Tendrá que temblar la tierra para que el mundo mire a Myanmar?

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