La noche del miércoles 29 de octubre se tiñó de tragedia en el pueblo maderero de Gua Musang, Malasia. Un trabajador de 43 años perdió la vida tras un brutal ataque de una manada de elefantes salvajes mientras dormía en su campamento. Este fatal encuentro subraya la creciente tensión entre la expansión humana y la fauna.
El ataque que despertó a seis trabajadores
El incidente se registró en Gua Musang, una localidad ubicada en el estado de Kelantan. De acuerdo con el reporte oficial, la policía local recibió la notificación del ataque durante la mañana del jueves 30 de octubre.
En el campamento se encontraban seis trabajadores madereros. Según las declaraciones obtenidas por las autoridades, la manada de elefantes irrumpió en el lugar, despertando a los hombres. Cinco de los trabajadores lograron reaccionar a tiempo y corrieron hacia el bosque para ponerse a salvo del asalto de los paquidermos.
Autopsia confirma la causa de muerte por pisotones
Los cinco sobrevivientes regresaron al campamento horas más tarde, una vez que consideraron que el peligro había pasado. Sin embargo, encontraron a su compañero de 43 años gravemente herido, con fracturas expuestas en ambas piernas.
No obstante, tuvieron que huir de nueva cuenta al percatarse de que uno de los elefantes había regresado al área. Se informó que posteriormente el cuerpo sin vida del trabajador fue trasladado al hospital de la localidad. Una autopsia confirmaría el fallecimiento del hombre a causa de las lesiones provocadas por los pisotones de los animales.
Incursiones constantes de elefantes salvajes en Malasia
Las autoridades de Malasia reportan con cierta frecuencia incursiones de elefantes salvajes en zonas habitadas del país, un fenómeno que se debe a la búsqueda de alimento por parte de los animales.
Estos encuentros con los paquidermos:
- En ocasiones terminan sin violencia.
- En otras, el animal ataca a los humanos por sentirse amenazado o acorralado.
Reclamos animalistas y operativos de captura
Los elefantes siguen siendo utilizados en Malasia con fines turísticos, lo que ha generado protestas. Organizaciones animalistas han denunciado en repetidas ocasiones supuestos casos de maltrato hacia ellos.
Ante la creciente problemática, los cuidadores de los parques en Malasia emiten recomendaciones estrictas para la gente que visita ese país, entre ellas, permanecer por lo menos a 50 metros de distancia al avistar uno o varios elefantes salvajes.
A mediados de marzo, las autoridades realizaron un operativo para capturar a un elefante que previamente atacó a dos personas en la localidad de Kuala Krai, demostrando que la tensión territorial es un problema constante que requiere la intervención gubernamental.
El lamentable deceso de este trabajador no es un evento aislado, sino la manifestación brutal de una pugna territorial sin resolver. Mientras las autoridades de Malasia intentan gestionar la convivencia, la urgencia de proteger tanto la vida humana como la supervivencia de los elefantes salvajes se vuelve un desafío crítico y peligroso en el país.
