Ceci Flores denunció que Adán Augusto le ofreció seguridad solo si dejaba de buscar a sus hijos. El caso revela tensiones entre activismo y poder.
A las puertas del Senado, Ceci Flores volvió a alzar la voz. La madre buscadora de Sonora reveló una propuesta perturbadora: dejar de buscar a sus hijos a cambio de seguridad, presuntamente ofrecida por el exsecretario de Gobernación, Adán Augusto López.
Una denuncia que sacude al Senado
El día que la verdad se dijo frente al poder
El pasado 7 de marzo, el Senado recibió a una de las voces más emblemáticas del movimiento por los desaparecidos en México. Frente a legisladores, Ceci Flores Armenta lanzó una denuncia directa:
“O dejo de buscar a mis desaparecidos o me dan seguridad permanente. Yo prefiero buscar a mis hijos”.
Según relató, la frase fue pronunciada por Adán Augusto López, entonces titular de la Secretaría de Gobernación durante el actual sexenio. El contexto: múltiples amenazas de grupos criminales contra su vida.
La presión del silencio como moneda de cambio
Para Flores, el mensaje fue claro: la protección oficial solo estaba disponible si abandonaba su labor. Una elección imposible para cualquier madre:
- Buscar a sus hijos o
- Asegurar su propia vida
La acusación pone bajo la lupa la relación entre el Estado mexicano y los colectivos de búsqueda, un vínculo marcado por el abandono, la desconfianza y, ahora, la intimidación.
¿Quién protege a quienes buscan?
La soledad de los colectivos
“Solo nos tenemos entre nosotras”, afirmó Ceci. Y es que ni la actual administración de la Segob ha brindado garantías. La reunión más reciente con Rosa Icela Rodríguez no incluyó a los colectivos reales, denuncia la activista:
“No he hablado con la secretaria. Ella no representa a las madres de Jalisco. Mienten cuando dicen que nos invitaron.”
Estas declaraciones evidencian una política de exclusión selectiva, donde solo ciertos colectivos los más “controlables” son convocados.
Manipulación en lugar de diálogo
Según Flores, el gobierno está usando estrategias de manipulación al invitar únicamente a grupos alineados, ignorando a líderes como Virginia Ponce, figura clave en Jalisco:
“Nunca nos invitaron a participar”.
Esta omisión no es casual: refleja una intención política de mantener control sobre la narrativa de las desapariciones.
El clamor de las víctimas sigue sin eco
Una propuesta insuficiente
Aunque la senadora Lilia Valdez prometió abordar sus preocupaciones, la activista señaló que la iniciativa actual no cubre la dimensión real del problema. La confianza depositada es frágil, pero aún viva.
“Tienen la oportunidad histórica de trascender, no la desaparezcan.”
Una lucha por la verdad
Ceci Flores expresó su deseo de colaborar con el futuro gobierno, particularmente con Claudia Sheinbaum, si eso implica mejorar los protocolos de búsqueda. Pero dejó claro que no aceptará imposiciones, ni simulaciones.
¿Qué dice de un país que una madre debe elegir entre su vida y la búsqueda de sus hijos? La denuncia de Ceci Flores no es solo una acusación: es un grito colectivo que interpela al poder. Si el gobierno quiere reconciliarse con las víctimas, primero debe escucharlas. ¿Están listos para dejar de ignorarlas?