El Instituto Nacional Electoral (INE) ha completado más de un lustro de pruebas con la urna electrónica en diversos comicios locales. A pesar de los resultados positivos y la verificación externa, el organismo se mantiene “tímido” en su implementación generalizada. El anuncio de una nueva prueba piloto de la urna electrónica México en Coahuila en 2026 reabre el debate sobre la urgencia de modernizar el sistema de votación nacional.
Siete años de pruebas sin resultados vinculantes
Desde el año 2019, el Instituto Nacional Electoral (INE) ha implementado diversas pruebas piloto con el sistema de voto electrónico, sin que hasta la fecha esta tecnología se ponga en marcha de manera generalizada en todo el país. Esta situación plantea serios cuestionamientos sobre el compromiso del organismo electoral con la modernización de sus procesos.
Recientemente, el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) aprobó implementar una nueva prueba piloto del voto electrónico, enfocada en las casillas especiales para las elecciones a diputados locales en Coahuila en 2026.
Los detalles de este ejercicio son los siguientes:
- Se instalarán tres urnas por cada casilla especial.
- Se repartirán mil boletas para que los ciudadanos puedan ejercer su voto en estos dispositivos.
- La urna a instalar será el modelo electrónica 7.0, desarrollado por el INE y verificado por auditores externos como el IPN y la UAM.
Las funcionalidades que las urnas electrónicas ofrecen al elector son amplias y flexibles. Mediante la pantalla del dispositivo, el votante podrá realizar las siguientes acciones:
- Seleccionar una opción válida entre las candidaturas o coaliciones aprobadas.
- Seleccionar la opción de voto nulo de manera voluntaria.
- Capturar el nombre de una candidatura o fórmula no registrada.
La crítica del Consejo General del INE
Durante la sesión del Consejo General del INE, se hizo evidente la crítica de algunos consejeros ante la lentitud en la adopción de la tecnología. La consejera Claudia Humphrey señaló que, si bien existen pruebas y avances del voto en urna electrónica desde hace 25 años, principalmente implementados desde los Organismos Públicos Locales Electorales (Ople’s), el INE ha sido “más tímido frente a la votación electrónica”.
Humphrey instó al organismo a dejar atrás la fase de ensayo perpetuo y avanzar con ejercicios que sean decisivos:
> “Superemos ya las pruebas piloto, asumamos la responsabilidad de innovar con ejercicios amplios y vinculantes. Debemos seguir avanzando con mayor agilidad y compromiso, con responsabilidad, sin prejuicios, con apertura y pensamiento crítico, con respeto, escuchando y entendiendo la exigencia social”.
La consejera destacó los beneficios comprobados de la urna electrónica, entre los que figuran:
- La posibilidad de que el elector vote para cualquier cargo sin restricción por criterios geolectorales (independencia del domicilio del elector).
- La reducción de los tiempos necesarios para la emisión del voto.
- La racionalización de recursos debido a la nula impresión de boletas.
Además, resaltó que los ejercicios anteriores han sido bien recibidos, afirmando que el uso de estas urnas electrónicas ha tenido grandes beneficios y son buenas entre el electorado en más del 90 por ciento.
Por su parte, la consejera Dania Paola Ravel detalló la historia reciente de la implementación, recordando que el INE implementó por primera vez el voto con urna electrónica en Coahuila e Hidalgo en el año 2020. El nuevo ejercicio en Coahuila para 2026 confirma la continuidad del programa, pero también subraya la cautela con que se ha manejado su expansión.
Tecnología auditada: la urna 7.0
El modelo que se utilizará en 2026, la Urna electrónica 7.0 desarrollada por el INE, cuenta con el respaldo de instituciones académicas de alto nivel. La verificación y auditoría externa ha sido realizada por el IPN y la UAM, ofreciendo un alto grado de certeza técnica sobre su funcionamiento. Sin embargo, la persistencia en las pruebas piloto, siete años después de su inicio en 2019, sugiere que la desconfianza o la inercia burocrática siguen siendo obstáculos mayores que la viabilidad tecnológica.
El periodismo debe seguir cuestionando: si la tecnología ha sido auditada, si los beneficios son claros y si la aceptación ciudadana supera el 90%, ¿qué miedos institucionales impiden al Instituto Nacional Electoral dar el paso definitivo hacia la digitalización total del voto y garantizar así una mayor eficiencia y accesibilidad electoral?




