El reciente aumento del 13% al salario mínimo 2026 ha abierto una fisura de doble filo en el mercado laboral mexicano. Por un lado, se consolida la promesa social con pensiones mínimas significativamente más altas. Por el otro, el fenómeno de la compresión salarial se agudiza, obligando a las empresas a redefinir urgentemente sus esquemas de compensación.
El doble impacto del aumento al salario mínimo de 2026 en México
El incremento del 13% al salario base para el ejercicio de 2026 está proyectado para generar un efecto dual en la seguridad social y el mercado laboral de México. Este ajuste, que consolida la recuperación del poder adquisitivo iniciada en el sexenio anterior, tiene implicaciones directas en la viabilidad financiera corporativa y en el futuro de los jubilados bajo la Ley del 97.
Esta recuperación del salario mínimo fue recientemente contextualizada por Sheinbaum, quien atribuyó el avance histórico alcanzado a la lucha sostenida contra la corrupción. Además, la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) ha manifestado su objetivo de alcanzar un segundo piso en esta recuperación, buscando que el salario mínimo cubra 2.5 canastas básicas para el año 2030.
Fortalecimiento récord de las pensiones mínimas
Uno de los resultados más inmediatos y positivos del ajuste es el impulso significativo que reciben las pensiones mínimas de seguridad social. De acuerdo con un análisis de la consultora WTW, este ajuste consolida la recuperación del poder adquisitivo, estableciendo un nuevo piso para quienes están próximos al retiro bajo la Ley del 97.
Javier Alarcón, líder de Retiro de WTW, explicó que la relación directa entre el salario mínimo y las pensiones mínimas permite establecer una plataforma de ingresos más robusta para los futuros jubilados.
El especialista destacó que la tendencia histórica de que el salario mínimo creciera por debajo de la inflación ha sido revertida:
- “Ahora está recuperando poder adquisitivo y la recuperación que tuvo en el sexenio pasado, sumado a lo que se va a dar en el actual gobierno, que se estima del 12% en promedio anual, va a hacer que despegue mucho más esas pensiones mínimas”.
Las proyecciones de WTW revelan un salto tangible en los ingresos de los pensionados de un año a otro:
- Una persona jubilada en 2025 con derecho a una pensión mínima recibe aproximadamente 8,476 pesos mensuales.
- Quienes se jubilen en 2026 bajo las mismas condiciones percibirán 9,577 pesos.
No obstante, Alarcón aclaró un detalle crucial: una vez otorgada la pensión, el ajuste posterior ya no se rige por el aumento al mínimo, sino estrictamente por la inflación publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Es importante señalar que, en este contexto de recuperación, México tiene la tasa de reemplazo en pensiones más alta del mundo para los trabajadores de menores ingresos.
La compresión salarial: el desafío para la empresa privada
Si bien el beneficio social es claro, la otra cara de la moneda es la dinámica salarial interna en las organizaciones, que enfrenta el reto de la “compresión salarial”, un proceso donde la base de la pirámide crece a un ritmo que los niveles superiores no pueden replicar, reduciendo la distancia entre rangos jerárquicos.
Javier Brassel, director de Encuestas de Compensación para WTW México, advirtió sobre la agudización del problema:
> “Nuestra estructura se ha venido achatando en términos de compensación, estamos viviendo un fenómeno de compresión salarial; el incremento al salario mínimo no está impactando únicamente a quienes perciben ese salario”.
El impacto ya ha trascendido al personal operativo, alcanzando de lleno a los niveles técnicos y profesionales.
Las estadísticas de WTW, basadas en los últimos siete años, confirman la tendencia a la reducción de la brecha:
- El crecimiento salarial promedio en los sectores técnicos fue del 7.5%.
- El crecimiento salarial promedio en los sectores profesionales fue del 6.3%.
Estos datos evidencian que el beneficio del alza al mínimo disminuye progresivamente a medida que aumenta el nivel de ingresos del trabajador, achicando la brecha de compensación entre puestos. Brassel advirtió que esta situación está obligando a las empresas a replantear sus estrategias para mantener una progresión coherente.
Para más de la mitad de las empresas participantes en sus estudios, el desafío principal radica en cómo incentivar los niveles organizacionales medios y altos sin comprometer al mismo tiempo la viabilidad financiera ante el constante empuje de los salarios base.El gobierno federal continúa utilizando la política de recuperación salarial como un motor de bienestar social, generando una plataforma histórica para la jubilación. Sin embargo, la disociación entre este crecimiento base y la progresión en los rangos intermedios corporativos plantea una pregunta fundamental para la iniciativa privada: ¿Puede la estructura productiva mexicana absorber un ajuste tan rápido en la base sin desincentivar la especialización y la profesionalización en los niveles superio




