Una plaga, un cierre y una presidenta indignada
En medio de la habitual conferencia matutina conocida como la mañanera del pueblo, la presidenta Claudia Sheinbaum enfrentó un nuevo y complejo desafío: la plaga del gusano barrenador. Esta crisis fitosanitaria no solo ha encendido alarmas en el sector agrícola mexicano, sino que también ha desencadenado una tensa reacción diplomática con Estados Unidos.
El gusano barrenador y el golpe a las exportaciones
Una decisión unilateral que sacudió al agro
El gobierno de Estados Unidos anunció un cierre unilateral de exportaciones agrícolas mexicanas debido al brote del gusano barrenador, una plaga que afecta el ganado y otros cultivos. Esta medida provocó la rápida reacción del gobierno mexicano.
Julio Antonio Berdegué Sacristán, Secretario de Agricultura, confirmó que la decisión se tomó sin previo acuerdo bilateral, a pesar de que recientemente se había sostenido una reunión con su contraparte estadounidense.
“México no es piñata de nadie”
Con tono firme y visiblemente molesta, la presidenta Sheinbaum declaró:
“No estamos de acuerdo con esta medida. El gobierno de México ha estado, desde el primer momento, trabajando en todos sentidos.”
Y agregó:
“Lo que hay es colaboración y hay coordinación, pero ni hay subordinación ni podemos estar a lo que se diga cada día. A México se le respeta.”
Medidas de contención: acción inmediata
Acciones coordinadas contra la plaga
Berdegué detalló que desde la primera alerta, se desplegaron brigadas fitosanitarias en las zonas afectadas, especialmente en la frontera sur, donde habitualmente ingresa el gusano barrenador. Las medidas incluyen:
- Inspección y cuarentena de productos agrícolas
- Tratamientos de erradicación en zonas detectadas
- Campañas informativas con productores y comunidades
Un periodo de prueba y una esperanza diplomática
Pese al desacuerdo, ambos gobiernos pactaron un periodo de evaluación de 15 días, durante el cual se revisarán los avances de México en el control de la plaga. Si los resultados son positivos, se podría levantar el cierre y reanudar las exportaciones sin mayores pérdidas económicas.
El contexto histórico de un conflicto recurrente
El gusano barrenador (Cochliomyia hominivorax) no es nuevo para México ni para América Latina. En el pasado, este parásito causó estragos en la ganadería de Centroamérica y el Caribe. Aunque fue erradicado en Estados Unidos desde 1966, sigue siendo una amenaza latente en zonas tropicales, donde el control es más difícil por condiciones climáticas y logísticas.
Consecuencias políticas y económicas
Impacto en el comercio bilateral
El cierre impuesto por Estados Unidos, aunque temporal, golpea un sector estratégico: la agroindustria mexicana, que representa cerca del 10% del total de exportaciones del país. Frutas, vegetales y productos ganaderos están en riesgo de perecer o perder valor de mercado.
Tensión diplomática creciente
El episodio también revela una creciente fricción diplomática entre ambas naciones. Sheinbaum ha sido clara: colaboración sí, subordinación no. Este principio marca un tono firme en la nueva política exterior mexicana, más asertiva y menos tolerante ante decisiones unilaterales.
Una narrativa que une ciencia, soberanía y agricultura
Este episodio no solo expone una crisis agrícola, sino que también articula una narrativa mayor: la defensa de la soberanía nacional en contextos de interdependencia global. La plaga del gusano barrenador, aunque biológica en esencia, ha devenido en un catalizador de tensiones históricas entre México y Estados Unidos.
¿Cierre temporal o precedente diplomático?
La plaga podrá ser controlada, pero las heridas políticas que deja esta crisis podrían perdurar. Lo que está en juego no es solo la exportación de productos, sino el respeto mutuo entre dos socios comerciales que, aunque cercanos, aún lidian con asimetrías de poder. El mensaje de Sheinbaum es claro: México ya no se deja