Maltrato infantil en Nuevo León: La brutal historia que llevó a una sentencia histórica

Maltrato infantil en Nuevo León: una sentencia expone cuatro años de tortura en casa. Conoce el caso que conmocionó a México.

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Maltrato infantil en Nuevo León: una sentencia expone cuatro años de tortura en casa. Conoce el caso que conmocionó a México.

A los tres años comenzó su infierno. En lugar de amor, encontró golpes, toques eléctricos y abandono en su propio hogar. Esta es su historia.

El inicio de una pesadilla doméstica

Nacido en Reynosa en 2013, el niño fue víctima de un entorno familiar que debería haberlo protegido. Tras la separación de sus padres, su madre formó una nueva familia en San Nicolás de los Garza, Nuevo León. Pero la aparente estabilidad escondía un ciclo de violencia brutal.

Su padrastro se convirtió en su peor verdugo. Golpes con puños cerrados, quemaduras con encendedores, toques eléctricos y estrangulamientos eran parte de su “castigo” por actos tan simples como tomar un juguete. Todo esto, con la aprobación cómplice de su madre.

Testimonios silenciados y una abuela valiente

En 2017, la abuela materna fue la única voz que se alzó. Durante una visita al centro comercial, grabó un video donde el niño, con apenas cuatro años, mostraba lesiones y confesaba ser golpeado por su padrastro. Esa evidencia llegó a manos del padre biológico, quien había sido apartado de la vida del menor y amenazado de muerte por buscarlo.

El hombre denunció ante el DIF, pero nunca obtuvo respuesta. Mientras tanto, el niño seguía viviendo un calvario.

Aislado, amarrado y sin comida: el encierro escolar

La pandemia agravó todo. Sin escuela, el niño quedó a merced de sus agresores. Fue retirado del sistema educativo y sometido a nuevos niveles de tortura: días sin comer, encerrado en un cuarto, amarrado a una silla por haber tomado un dulce.

Su madre fue testigo y también ejecutora. Lo desataba y volvía a amarrarlo, sin piedad. Un día, el niño se inclinó dormido en la silla. La reacción fue cruel: su padrastro lo amarró con más fuerza hasta hacerlo llorar de dolor.

La decisión que lo cambió todo

En octubre de 2020, la madre finalmente escapó a Torreón, Coahuila, y denunció al padrastro. Aportó pruebas: fotos, videos y el testimonio del niño. Un médico confirmó las lesiones. El padre biológico y la abuela también declararon.

La denuncia fue llevada a juicio. El 6 de mayo de 2022, ambos agresores fueron declarados culpables de violencia intrafamiliar, lesiones equiparadas y privación de la libertad. La sentencia: 8 años y seis días de prisión y una multa de 86,966 pesos, además de tratamiento psicológico para el niño.

Apelaciones y argumentos inverosímiles

El padrastro apeló, alegando irregularidades: que el testimonio del padre era “de oídas”, que los dictámenes no eran válidos, que una psicóloga no grabó su sesión. Incluso, el niño nunca expresó querer irse.

La madre también buscó liberarse de la condena, argumentando que también fue víctima y que terminó en un refugio para mujeres.

Ningún argumento prosperó. El 7 de marzo de 2024, el Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Cuarto Circuito ratificó la sentencia. La justicia llega, aunque tarde.

Este caso es un reflejo desgarrador de lo que puede ocurrir cuando las instituciones fallan y el hogar se convierte en una cárcel. La condena no borra el dolor, pero marca un precedente. La pregunta es: ¿cuántos niños siguen atrapados en historias similares sin que nadie escuche?

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