El debate sobre el Impuesto a las bebidas azucaradas cobra renovada fuerza en el Paquete Económico 2026. Ante la alarmante crisis de obesidad y diabetes, la Secretaría de Salud impulsa esta medida. Eduardo Clark García Dobarganes, subsecretario del sector, detalla que el ajuste busca desincentivar el consumo y fomentar hábitos más saludables en la población mexicana.
Un ajuste moderado frente a la crisis sanitaria
Desde la Secretaría de Salud, el subsecretario de Integración y Desarrollo del Sector Salud, Eduardo Clark García Dobarganes, ha insistido en los riesgos del consumo de bebidas azucaradas para la infancia y su relación con enfermedades crónicas. En el marco del Paquete Económico 2026, el debate sobre el impuesto ha resurgido.
Clark García Dobarganes explicó que el reciente incremento no busca un aumento drástico en el precio final para los consumidores. Su objetivo es desincentivar su consumo ante la severa crisis de obesidad, diabetes e hipertensión que enfrenta el país.
Detalles del incremento y su impacto en el bolsillo
En entrevista con Óscar Mario Beteta en Heraldo Radio, Eduardo Clark García detalló que la modificación implica que el Gravamen pase de 1.65 a 3 pesos por litro.
Esto se traduce en un aumento aproximado de 1 peso por envase de 600 mililitros o de 50 centavos en presentaciones de lata.
El subsecretario enfatizó: “No se trata de duplicar o triplicar el costo de los productos, sino de generar un ajuste moderado que incentive decisiones de consumo más saludables”.
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México: Alto consumo y bajos precios
García Dobarganes recordó que el impuesto a estas bebidas fue creado en 2014. Desde entonces, solo se había actualizado conforme a la inflación, sin un cambio estructural en su monto.
A pesar de los esfuerzos, México persiste como uno de los países con los precios más bajos para este tipo de productos a nivel internacional.
Paralelamente, registra los niveles de consumo más altos del mundo, alcanzando un promedio de 166 litros por persona al año.
Un doble objetivo: Financiar y reducir el azúcar
El subsecretario subrayó que los recursos recaudados a través de este impuesto serán destinados íntegramente al sector salud.
Esta asignación persigue un doble objetivo: financiar la atención de enfermedades crónicas y, simultáneamente, reducir la ingesta de azúcar en la población.
Eduardo Clark afirmó: “Lo que buscamos no es prohibir, sino que la gente pueda elegir reducir un poco la cantidad y optar por alternativas más sanas como el agua”.
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Actualmente, más del 60% de la población mexicana vive con sobrepeso u obesidad, y alrededor del 20% de los adultos padece diabetes. Esta situación genera altos costos económicos y humanos para el sistema de salud.
Clark García Dobarganes enfatizó: “Estamos hablando de un problema que afecta la esperanza de vida y la calidad de vida de millones de personas”.
Este ajuste al impuesto especial de bebidas azucaradas, ¿será el catalizador necesario para transformar los hábitos de consumo y aliviar la carga sobre el sistema de salud en México, o es solo un paso más en un desafío de décadas?