Morena en retirada: el Senado se enciende por el caso Teuchitlán
La desaparición de jóvenes en Teuchitlán, Jalisco, se convirtió en una bomba política. En medio del clamor social por justicia, el Senado mexicano vivió una jornada marcada por la confrontación, la polarización y la ausencia. Legisladores del PAN arremetieron contra Morena por retirarse de la discusión clave sobre la inseguridad en México.
Ricardo Anaya, ex candidato presidencial y hoy figura reactivada del panismo, fue el más vehemente. Desde la tribuna, lanzó acusaciones directas: “No huyan como cobardes. ¡Den la cara!”. Su señalamiento apuntó más allá del pleno legislativo. Su objetivo era claro: el presidente Andrés Manuel López Obrador.
¿Qué ocurrió en Teuchitlán y por qué estalló la crisis en el Senado?
Teuchitlán: un pueblo golpeado por la violencia invisible
Ubicado en el occidente de Jalisco, Teuchitlán es un municipio que, hasta hace poco, era más conocido por sus zonas arqueológicas que por notas de violencia. Sin embargo, la desaparición de varios jóvenes en días recientes puso al municipio en el mapa de la tragedia nacional.
Según versiones locales, los jóvenes habrían sido privados de su libertad en circunstancias aún no esclarecidas. La Fiscalía del estado confirmó que se abrió una carpeta de investigación, pero la opacidad y lentitud del proceso detonaron la indignación ciudadana.
Las cifras que duelen: Jalisco, en el epicentro de las desapariciones
Jalisco concentra uno de los mayores índices de desapariciones en el país. De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), más de 15 mil personas siguen sin ser encontradas en la entidad.
Y es que, desde 2018, la violencia no ha cedido. Diversos colectivos de búsqueda han denunciado colusión entre autoridades y crimen organizado, falta de recursos y, sobre todo, indiferencia institucional. El caso de Teuchitlán no es el primero ni será el último, pero se convirtió en símbolo del hartazgo.
El Senado se incendia: Morena evade el debate y PAN los llama “cobardes”
La sesión que destapó la cloaca
Todo estaba listo para que el Senado debatiera una propuesta urgente del PAN: exigir justicia en el caso Teuchitlán y crear una comisión especial para investigar las desapariciones. Pero justo antes de la votación, la bancada de Morena abandonó el pleno. La oposición lo calificó como un acto de cobardía.
Ricardo Anaya, quien ha reaparecido en escena con un tono más combativo, no desaprovechó el momento. Subió al estrado y acusó: “Esta tragedia no es un hecho aislado. Es el resultado de una estrategia fallida. El crimen organizado opera con impunidad porque el gobierno federal les ha dado manga ancha con su política de ‘abrazos, no balazos’”.
¿Por qué se fue Morena?
La bancada morenista argumentó que la propuesta del PAN tenía un tinte político-electoral. Sin embargo, su retirada envió un mensaje de evasión. En un contexto donde más de 100 mil personas están desaparecidas en el país, su silencio pesa.
Senadores como Citlalli Hernández y César Cravioto se limitaron a declarar fuera del pleno, afirmando que no permitirán “la utilización política del dolor ajeno”. Pero para la opinión pública, la imagen de los curules vacíos de Morena se volvió viral.
El retorno de Ricardo Anaya: ¿estrategia política o compromiso real?
Una reaparición con miras al 2024
Ricardo Anaya lleva meses construyendo su regreso. Desde su autoexilio por los procesos judiciales en su contra —que él mismo califica como persecución política— ha reaparecido con una narrativa que mezcla indignación y diagnóstico.
Su discurso contra López Obrador ha subido de tono: acusa al presidente de ser directamente responsable de la crisis de inseguridad. La escena en el Senado le ofreció un escaparate perfecto: un tema sensible, una ausencia visible y una audiencia lista para escuchar.
El PAN y su apuesta por la seguridad
La bancada del PAN exigió tres cosas concretas:
- Crear una comisión especial para el caso Teuchitlán.
- Llamar a comparecer al gobernador de Jalisco y a la Secretaría de Seguridad.
- Exigir al gobierno federal que modifique su política de seguridad.
Los panistas saben que la seguridad pública será uno de los temas centrales rumbo a las elecciones de 2024. Usar el caso de Teuchitlán como emblema de un país fracturado puede ser una estrategia arriesgada, pero también poderosa.
“Abrazos, no balazos”: ¿política humanista o fracaso institucional?
Radiografía de una estrategia fallida
Desde que asumió el poder, López Obrador insistió en un enfoque distinto: combatir la violencia con desarrollo social y sin confrontación directa. El lema “abrazos, no balazos” buscaba reconstruir el tejido social desde las raíces.
Pero la realidad ha sido implacable. Los niveles de violencia no han disminuido. Las masacres, desapariciones y control territorial por parte del narco se mantienen o incluso se agravan.
Las cifras que desmontan el discurso
- Más de 100 mil personas desaparecidas en todo el país.
- Jalisco, Guanajuato, Zacatecas y Michoacán lideran las estadísticas de violencia.
- Solo en lo que va del año, se han reportado más de 6 mil homicidios dolosos a nivel nacional.
Colectivos de víctimas, organizaciones civiles y expertos coinciden en que la estrategia federal carece de resultados tangibles. La militarización de la seguridad no ha frenado la violencia, y los programas sociales, aunque necesarios, no son suficientes.
¿Y ahora qué? El Senado, el Estado y el silencio institucional
La pregunta central sigue sin respuesta: ¿qué está haciendo el Estado para frenar las desapariciones?
Ni la Fiscalía General de la República ni el Senado han ofrecido respuestas claras. La crisis de seguridad se ha vuelto estructural. En este contexto, la retirada de Morena del debate legislativo envía un mensaje preocupante: la falta de voluntad política para enfrentar el problema.
La crisis de Teuchitlán como espejo nacional
Lo ocurrido en Teuchitlán es más que un caso local. Es el reflejo de una nación que no sabe —o no quiere— buscar a sus desaparecidos. Es también el retrato de un sistema político que, en lugar de asumir responsabilidades, se polariza, se ausenta y calla.
Ricardo Anaya aprovechó el momento, sí. Pero lo hizo porque hay un vacío. El Estado no está respondiendo, y la ciudadanía exige justicia.
Las elecciones están cerca, pero la gente no votará solo por promesas: votará por quien dé respuestas. Y hoy, México está lleno de preguntas sin responder.