Érick, de 13 años, murió tras un campamento brutal. Castigos físicos, hambre y abandono médico envuelven a la Academia Militarizada Ollin Cuauhtémoc.
“Ya no podía más”, dijo antes de colapsar. Érick tenía 13 años y soñaba con ser fuerte, disciplinado, tal vez un líder. Pero su paso por la Academia Militarizada Ollin Cuauhtémoc terminó en tragedia. Su historia, marcada por castigos, hambre y negligencia, hoy estremece a México.
¿Qué pasó en el campamento de la Academia Militarizada Ollin Cuauhtémoc?
El campamento en Cuautla, Morelos, debía ser una experiencia formativa. En cambio, se convirtió en un escenario de abuso físico, psicológico y negligencia médica que terminó con la vida de un menor.
Un viaje con promesas y condiciones inhumanas
Del 23 al 25 de abril, estudiantes entre 12 y 14 años fueron llevados a un predio en Tlalnepantla. Ahí, lejos de sus padres, se enfrentaron a castigos físicos extremos, privaciones alimenticias y un entorno de miedo.
Jorge, un niño de 12 años que presenció todo, lo dijo sin rodeos:
“Nos dijeron que si hablábamos durante la comida, nos quitaban la ración. Si tenías un chicle, lo ibas a pagar caro”.
El deterioro de Érick: sin agua, con castigos, ignorado
Desde el segundo día, Érick comenzó a mostrar signos de agotamiento severo. Según Jorge, el joven pidió ayuda médica, pero fue ignorado.
“Solo lo sentaron, le mojaron tantito la cara y lo regresaron. No le dieron agua”.
Al regresar al autobús, colapsó. Nunca se levantó.
Violencia sistemática: más allá del campamento
“Nos pateaban, nos pisaban”, testimonio de una exalumna
María José, de 14 años, exalumna, asegura que no fue una excepción. Ella misma sufrió maltratos dentro de la escuela.
“Me arrestaron seis horas por verla feo. Nos dejaban sin comer ni beber. Mariana me agarraba del cuello”.
Incluso reveló que la capitana Mariana y una cadete llamada Valeria fueron señaladas por golpear a Érick hasta el desvanecimiento.
La muerte de Érick: ¿qué dicen las autoridades?
Autopsia y señalamientos de la madre
Erika Torbellín, madre de Érick, relató que lo entregó sano a la academia. Dos días después lo recibió muerto.
“Tenía moretones, la ropa rota, tierra incrustada y huellas de pisadas en el pecho. Fue golpeado, no fue un accidente”.
El acta de defunción señala como causa de muerte estallamiento de vísceras y lesiones múltiples. No fue insolación. No fue asma. Fue violencia.
Cateo e irregularidades confirmadas
El 28 de abril, la Fiscalía General del Estado de Morelos cateó el terreno usado para el campamento. Participaron Sedena, Guardia Nacional, Marina y Policía Estatal.
Ese mismo día, el INVEA suspendió la academia por incumplimientos administrativos, aunque no por la muerte del menor.
La Autoridad Educativa Federal (AEFCM) confirmó que la escuela no tenía permiso para realizar excursiones.
¿Cómo respondió la Academia?
Comunicado y negación pública
En un comunicado, la Academia Militarizada Ollin Cuauhtémoc lamentó la muerte, pidió no difundir información falsa y aseguró haber apoyado a la familia. El director general negó todo tipo de maltrato y mostró supuestos comprobantes de apoyo económico.
Pero los testimonios, lesiones y omisiones evidencian otra realidad.
¿Quién protege a nuestros hijos?
La historia de Érick pone sobre la mesa el vacío legal y la falta de supervisión real sobre instituciones privadas con “formación militarizada”. ¿Quién revisa sus métodos? ¿Quién autoriza sus actividades? ¿Quién vigila los derechos de los menores?
¿Qué sigue para la justicia?
Padres de familia han protestado. La presión mediática crece. La Fiscalía investiga. Pero la confianza ya está rota. Las heridas no solo son físicas; la comunidad educativa está golpeada emocionalmente.
Mientras la escuela intentaba reanudar clases como si nada, los padres de Érick y muchos otros alzaban la voz:
“Esto no puede quedar impune”.
El caso de Érick nos recuerda que la disciplina sin humanidad es violencia, y que la autoridad sin vigilancia se convierte en abuso. Cada día que pasa sin justicia es una afrenta a la infancia mexicana.
¿Hasta cuándo permitirán que instituciones sin supervisión conviertan la educación en castigo?