Romina y Tabata desaparecieron en Coacalco. Sospechan que un conocido en su secundaria las involucró en una red de trata.
El miedo se volvió certeza cuando Romina y Tabata no volvieron a casa.
Ambas adolescentes, que no se conocían pero compartían escuela, hoy están desaparecidas. Sus familias sospechan que un conocido las vinculó a una red de trata en Coacalco.
La desaparición que encendió las alarmas
Un patrón que preocupa a las familias
El viernes 11 de abril, seis mujeres desaparecidas en el municipio de Coacalco, Estado de México, unieron a sus familias en una dolorosa protesta. Bloquearon la avenida José López Portillo exigiendo una respuesta clara: “¡Que regresen vivas!”
Entre las jóvenes desaparecidas figuran dos casos que resaltan por un inquietante detalle en común: Romina Bautista Meza (16 años) y Tabata Guadalupe Acosta García (14 años) asistían a la misma secundaria. Aunque no eran amigas, el vínculo de un “amigo en común” ha despertado temores graves entre sus familias.
“Tememos que esto pueda ser una red de trata, lo cual nos angustia mucho”, dijo Mayra Bautista, madre de Romina, a medios locales.
La desaparición de menores en edad escolar ha cobrado relevancia en los últimos años, especialmente en municipios del Estado de México donde se han detectado puntos de captación para redes criminales que se aprovechan de la vulnerabilidad de niñas y adolescentes.
Territorio marcado por la violencia de género
Un municipio en alerta
Coacalco ha sido señalado repetidamente por organizaciones civiles como una de las zonas con alta incidencia de desapariciones de mujeres jóvenes. Según datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas, tan solo en 2023 se reportaron más de 40 casos activos de adolescentes no localizadas en la zona.
Esta realidad ha sido minimizada por las autoridades en múltiples ocasiones, lo que ha generado una profunda desconfianza social y el surgimiento de colectivos ciudadanos que intentan hacer visibles estos casos.
“Aquí no investigan rápido. Solo cuando presionamos hacen algo”, comentó una manifestante durante el bloqueo.
La situación de Romina y Tabata no es aislada. De hecho, sus nombres se suman a la lista de:
- Mía Sofía Aldana Robles (17 años)
- Brenda Geraldine Sosa Sánchez (15 años)
- Fernanda Leticia Flores Chagoyán (36 años)
- Fernanda Janet Espinosa Gabino (15 años)
Todas desaparecidas en fechas recientes.
Una red invisible: el rol de los “reclutadores escolares”
El perfil del “amigo en común”
La hipótesis de las familias apunta hacia una figura cada vez más recurrente en estos casos: el reclutador. En palabras simples, se trata de alguien que gana la confianza de adolescentes y actúa como intermediario entre ellas y una red criminal.
En este caso, madres de otras compañeras de la misma secundaria comentaron que hay amigos en común entre las desaparecidas, lo que sugiere que el entorno escolar podría haber sido infiltrado por un reclutador o una reclutadora.
Este modus operandi no es nuevo. La Comisión Nacional de Búsqueda ha documentado que en zonas urbanas los captadores suelen usar:
- Redes sociales para iniciar contacto
- Entornos escolares para generar vínculos
- Promesas falsas de trabajo o relaciones afectivas
En el caso de Romina, su último rastro fue captado por las cámaras del C5 el 31 de marzo en el Eje 11, sin que hasta el momento se conozca su paradero.
Lo que muestran los videos del C5
Una pista que preocupa
El C5 mostró a Mayra Bautista un video donde aparece Romina el 31 de marzo, caminando sola en una zona transitada del Eje 11. No se ha informado si iba acompañada antes o después de esa toma.
Estos videos representan una herramienta crucial, pero también dejan ver las limitaciones del sistema de vigilancia, ya que muchas veces no hay seguimiento continuo de las rutas que siguen las jóvenes desaparecidas.
“Nos dicen que ya la están buscando, pero no hay avances. Cada hora que pasa cuenta”, declaró Mayra entre lágrimas.
La voz de las madres: un clamor que no se apaga
Protesta en José López Portillo
La protesta del 11 de abril se convirtió en un acto de desesperación y dignidad. Las madres gritaron los nombres de sus hijas, mostraron pancartas y exigieron a las autoridades:
- Activar con urgencia los protocolos de búsqueda
- Investigar a fondo el entorno escolar
- Rastrear las redes sociales de las jóvenes
- Coordinarse con la Fiscalía Especializada en Trata
Este tipo de acciones visibilizan los casos, pero también reflejan el abandono institucional que viven muchas familias.
El papel de la secundaria: ¿Complicidad o negligencia?
¿Qué pasa dentro de las escuelas?
La escuela donde estudiaban Romina y Tabata podría tener pistas clave. No se ha confirmado si se han hecho entrevistas a docentes, alumnos o directivos. Las familias, sin embargo, ya sospechan que alguien desde adentro pudo haber propiciado el contacto con redes de trata.
En muchos casos similares, se ha identificado que las escuelas no cuentan con protocolos de prevención ni detección de riesgos, lo que deja a las adolescentes expuestas.
¿Qué hacer ante la sospecha de trata?
Guía breve para familias
Frente a una situación como esta, los expertos en derechos humanos recomiendan:
- Denunciar de inmediato la desaparición
- Solicitar la activación de la Alerta Amber
- Contactar a colectivos de búsqueda
- Revisar redes sociales y contactos recientes
- Presionar a medios y autoridades
Cada minuto cuenta. El silencio institucional puede costar vidas.
¿Cuántas más hasta que nos escuchen?
La desaparición de Romina y Tabata no es un hecho aislado, es un síntoma de una epidemia de violencia contra niñas y adolescentes. Si bien las familias ya han levantado la voz, la respuesta oficial sigue siendo insuficiente.
El temor de que una red de trata opere desde las propias escuelas debería ser motivo de una alarma nacional. ¿Quién protege a nuestras hijas si no lo hace el Estado?