Tras un ciclo escolar lleno de libertad y rutinas relajadas, el regreso a clases suele generar estrés tanto en niños como en padres. Para suavizar esta transición, consultamos a Lorena Rangel, psicóloga experta en familia, quien nos comparte 10 valiosos consejos para abordar este proceso emocional de forma exitosa y garantizar una reincorporación tranquila a la vida escolar.
La transición emocional del regreso a clases
El final del ciclo escolar permite a los niños establecer una rutina distinta y más libre: despertar tarde, consumir más golosinas o bebidas azucaradas, dormir más allá de lo habitual y tener un acceso más prolongado a dispositivos electrónicos. Sin embargo, la vuelta a clases, más allá de la emoción por útiles y uniformes nuevos, conlleva estrés, el retorno a horarios y tareas, y la adaptación a una buena alimentación.
Lorena Rangel, licenciada en Psicología por la Universidad Intercontinental y doctora en psicoanálisis con especialidad en pareja y familia, conversó con El Heraldo de México. Ella enfatiza que, si bien los alumnos experimentan tensión en este proceso, los padres pueden mitigar la dificultad de esta transición para toda la familia.
La especialista subraya la importancia de la actitud parental: “Seamos súper conscientes que la actitud de los padres va a marcar la actitud de los niños”. El regreso a clases no es solo un proceso logístico de compras y horarios, sino un movimiento emocional y profundo para todos. “Desde la psicología profunda entendemos que los niños también absorben y van a reflejar mucho de lo que los padres sienten”, añadió Rangel.
10 consejos esenciales para preparar a niños y padres
Preparar a los niños, y también a los padres, para este proceso es crucial. Con la guía de la doctora Rangel, esta transición puede ser más sencilla y convertirse en una etapa de aprendizaje mutuo.
1. Preparar con anticipación los ritmos cotidianos
El cuerpo y la mente necesitan adaptarse. Unos días antes del regreso a clases, es vital retomar horarios de sueño más tempranos y establecer rutinas de alimentación equilibrada. Esto ayudará a los niños a vivir el tránsito de manera natural y con menos resistencia.
2. Regular la desconexión digital
Actualmente, las pantallas y celulares invaden la vida diaria. El exceso desorganiza el sueño, la atención y el humor de los niños. Reducir progresivamente el tiempo frente a estos dispositivos fomenta actividades más tranquilas antes de dormir, como leer o conversar, conectando al niño consigo mismo para un mejor descanso.
3. Preparación emocional de los padres
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Especialmente las madres primerizas suelen sentir ansiedad el primer día de clases. Si esta emoción no es reconocida, hablada y tramitada, puede transmitirse a los hijos. Los padres deben trabajar su propia tranquilidad, hablando con otros adultos y validando sus emociones, recordando que la escuela es una extensión del cuidado, no una separación traumática. La preparación de los padres influye directamente en la tranquilidad de los niños.
4. Comunicación con los niños
No se trata solo de informarles “ya vas a entrar a la escuela”, sino de abrir un espacio para que expresen sus miedos, expectativas y deseos. Escuchar y contener estas emociones les brindará seguridad. La comunicación efectiva no es solo verbal, también se transmite con la calma del tono de voz del adulto y la coherencia entre lo que dice y siente. Es importante preguntarles cómo se sienten, cuáles son sus miedos y preocupaciones, pues es normal sentirlos ante un escenario que quizás no conocen.
5. Favorecer la autonomía progresiva
A través de pequeños actos, permitir a los niños elegir parte de su material escolar. Aunque no puedan escogerlo todo, seleccionar su mochila, lonchera, colores o una goma, fortalece su control y participación. Esto ayuda a reducir la ansiedad al sentir que son parte activa del proceso.
6. Transmitir confianza y no perfección
Decir a los hijos “tienes que ser perfecto” o “hazlo todo bien” genera mucha ansiedad. La perfección no existe y las calificaciones son subjetivas. Es vital recordarles: “Te acompaño en este proceso, yo confío en ti”. El niño necesita sentir apoyo en este desafío y que se reconoce su capacidad para afrontar algo nuevo.
7. Darle lugar a la ansiedad de los niños
No se busca eliminar la ansiedad por completo, ya que es una emoción compleja y parte de la experiencia humana, como muestra la película “Intensamente”. Es crucial reconocerla como parte del proceso de adaptación y validarla con frases como “sé que puedes sentir miedo, sé que puedes sentir emoción, es normal, hijo”. Hablar de estas emociones ayuda a reducir la ansiedad y normaliza lo que sienten antes de regresar a clases.
8. Ritualizar las despedidas y las bienvenidas
Establecer pequeñas rutinas ayuda a los niños a saber “ya me toca ir” o “ya va a llegar mamá”. Estos rituales simbolizan seguridad, como un beso, una frase especial o un abrazo antes de entrar a la escuela. Un objeto transicional, como un peluche o una mantita, también es válido para niños pequeños, brindándoles seguridad y recordando que, aunque la madre no esté físicamente, permanece en su mundo interno.
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9. Cuidar el juego y el tiempo libre
El juego es una expresión privilegiada del inconsciente en la infancia y una forma en que los niños comunican mucho. Es fundamental reservar tiempo para que jueguen, permitiéndoles elaborar sus emociones y descargar las tensiones del regreso a la escuela. Jugar juegos de rol puede ser muy beneficioso.
10. Modelar con el propio ejemplo
Los niños aprenden a través de la imitación y la observación, más que de lo que se les dice. Si los padres muestran calma, un entusiasmo moderado y una apertura a la experiencia, el niño internalizará ese mensaje y responderá de manera más segura.
El regreso a clases es un trabajo en equipo que se construye con amor y paciencia, y los resultados positivos pueden ser sorprendentes.