Fentanilo en Sinaloa sigue produciéndose pese al asedio militar. Conoce el testimonio de un cocinero del narco y cómo opera esta red letal.
En las entrañas de Sinaloa, bajo un clima de guerra, un cocinero de fentanilo cuenta su historia: “Las cosas son tristes pero hay que continuar”.
La cocina del fentanilo: adaptación criminal en tiempos de guerra
Testimonio desde la sombra
“Por supuesto, por supuesto, las cosas son tristes pero hay que continuar. Las familias tienen que comer”. Esa fue la frase que, con voz resignada, soltó un cocinero de fentanilo entrevistado por CNN. Su entorno: una habitación sombría, una cama oxidada, un rifle y la imagen de Jesucristo.
No era una escena de ficción. Era el retrato de la resiliencia criminal ante la presión del Estado mexicano.
Producción móvil y vigilancia constante
El “cocinero” detalló el nuevo esquema operativo del Cártel de Sinaloa:
- Laboratorios portátiles
- Reactores pequeños
- Cambios de ubicación constantes
- Vigilancia por halcones en tiempo real
Esto permite a los productores esquivar redadas del Ejército, que se ha desplegado intensamente por la disputa interna entre Los Chapitos y La Mayiza.
Una escena típica en Sinaloa
Durante la entrevista, los walkie-talkies crepitaban con actualizaciones. Afuera, el movimiento de tropas era constante, pero el laboratorio seguía operando. “Hacemos lo que podemos, porque aunque el negocio va mal, hay que comer”, insistió.
Cambios estructurales dentro del Cártel de Sinaloa
Suspensión de la producción: ¿real o estratégica?
En 2023 y 2025, según reportes de N+ e Insight Crime, los altos mandos del cártel habrían emitido al menos tres órdenes para suspender la producción de fentanilo. La más reciente, en febrero de 2025, llegó tras su designación como “organizaciones terroristas extranjeras” por parte de EE. UU.
“Ya está totalmente prohibido trabajar”
Un segundo cocinero, entrevistado por N+, fue contundente: “Lo único que hace uno es esconderse y tratar de vender lo poco que le queda para sobrevivir”. Muchos laboratorios fueron abandonados. Bidones vacíos, frascos sucios y miedo latente.
La orden de Los Chapitos
“Quemen todo, se cerró el negocio”. Esa fue la directiva lanzada desde el núcleo de Los Chapitos, que desde 2023 han buscado centralizar la producción, expulsando a cocineros independientes y mudando operaciones a:
- Zonas remotas de la sierra de Sinaloa
- Estados como Durango, Sonora, Michoacán y Jalisco
Fentanilo: la droga letal que redefine al narco mexicano
El negocio que no puede parar
A pesar del riesgo y las prohibiciones internas, la producción de fentanilo sigue activa. La demanda en Estados Unidos es tan alta que resulta un motor imposible de detener.
El cocinero de CNN lo resume así: “Si no hubiera consumidores, uno pararía”. La afirmación apunta directo al problema estructural: el consumo como eje del conflicto.
Del narco ideológico al narco sobreviviente
A diferencia del discurso desafiante de otros narcos, este testimonio es introspectivo y resignado. Ya no se trata de desafiar al Estado, sino de sobrevivir en medio del fuego cruzado.
Para este cocinero, el fentanilo no es guerra ni ideología. Es sustento.
El mensaje a Trump y la política de EE. UU.
“Mis respetos pero allá están los consumidores”
Consultado sobre el ex presidente Donald Trump y la presión de EE. UU., el cocinero dijo: “Mis respetos. Él tiene que seguir buscando lo mejor para los suyos pero el detalle es que allá están los consumidores”.
Designación como terroristas: consecuencias inmediatas
Desde su inclusión en la lista de organizaciones terroristas, el Cártel de Sinaloa enfrenta nuevos riesgos:
- Mayor persecución judicial internacional
- Pérdida de redes de apoyo y corrupción
- Obligación de operar con mayor sigilo
Guerra interna: Los Chapitos vs La Mayiza
Escenario de tensión permanente
El conflicto entre facciones ha debilitado estructuras y provocado la militarización del estado. En este clima, los productores han tenido que replegarse, adaptarse y reconfigurar sus modelos de operación.
El dilema interminable
La historia del cocinero es también la de un país atrapado en una guerra sin fin. El fentanilo sigue matando, pero también da de comer. La adaptabilidad del narco, la debilidad institucional y la demanda en EE. UU. forman un triángulo de dependencia mortal.
¿Será posible romper este ciclo o estamos destinados a vivir entre laboratorios móviles y declaraciones resignadas?