Homenaje a El Mencho en concierto de Los Alegres del Barranco desata rechazo oficial. Gobernador de Jalisco pide frenar la normalización del narco.
“Arriba El Mencho”: Cuándo el narco se vuelve espectáculo público
La imagen de Nemesio Oseguera Cervantes, alias El Mencho, apareció iluminada en una pantalla gigante mientras el grupo Los Alegres del Barranco interpretaba El Dueño del Palenque. En las gradas, miles de personas ovacionaron el momento. Ocurrió el 29 de marzo en el Auditorio Telmex de Zapopan, uno de los recintos más importantes del país.
El hecho detonó una controversia que va más allá de la música: ¿Cómo se llegó a normalizar el culto al narco en el espacio público, y por qué las autoridades han sido tan lentas en responder?
Pablo Lemus condena el homenaje: “No debe volver a pasar en Jalisco”
Postura firme desde el gobierno estatal
El gobernador de Jalisco, Pablo Lemus Navarro, reaccionó con dureza al homenaje público al líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Desde sus redes sociales, señaló que el estado “Trabaja en todos los frentes para combatir cualquier manifestación de este tipo”.
“Lo visto en el concierto de este fin de semana va en la dirección opuesta. Todos tenemos que hacer lo que nos toca para dejar de normalizar la violencia”, escribió.
El mandatario también recordó que días antes, en ese mismo auditorio, hizo un llamado tras los hechos violentos en el rancho Izaguirre, insistiendo en que era momento de “Tocar fondo”.
“El Dueño del Palenque”: ¿Canción o culto criminal?
¿Quiénes son Los Alegres del Barranco?
La agrupación, originaria de Sinaloa, ha sido conocida por su estilo norteño y por interpretar corridos que exaltan a figuras del narcotráfico. En varias ocasiones han hecho referencia directa a jefes del CJNG, como Heraclio Guerrero Martínez, alias El Tío Lako.
En su reciente concierto en Zapopan, iniciaron su presentación con imágenes de gallos símbolo de “El Mencho” y su rostro ilustrado, mientras interpretaban el tema El Dueño del Palenque.
El poder del simbolismo
- Gallos: Aluden a la afición de El Mencho por las peleas clandestinas.
- Palenque: Metáfora del control territorial del CJNG.
- La música: Vehículo para transmitir una narrativa de poder, respeto y “Justicia alternativa”.
Narcocultura en ascenso: Del corrido al escenario institucional
Casos recientes que marcan tendencia
No es un hecho aislado. En los últimos meses, se ha documentado una serie de homenajes o referencias directas a líderes criminales en eventos públicos, muchos de ellos con patrocinio municipal o sin regulación adecuada.
Ejemplos:
- Natanael Cano, en la Plaza de Toros Balderas (1 de marzo), gritó desde el escenario:
“¡Arriba JGL, arriba El Mencho, a la v***!” - Carnaval de Autlán de Navarro (febrero): se entregaron premios “A nombre del Señor de los Gallos”.
- Fiestas patronales en Michoacán, Aguascalientes y Tabasco: Se distribuyeron regalos con la imagen de El Mencho.
¿Por qué preocupa tanto a las autoridades?
Narcocultura como legitimación del crimen
El fenómeno no es solo estético. Implica una transformación de valores: La figura del narco se vuelve aspiracional, legítima y “Respetada”. Eso debilita el tejido social, la confianza en el Estado y la ética comunitaria.
“Cuando se ovaciona a un criminal desde el escenario, se manda el mensaje de que el poder ilegal es deseable”, advierte un sociólogo de la UNAM.
Gobernar desde la cultura: ¿Dónde están los límites?
El vacío de regulación
Ni la Ley Federal de Radio y Televisión ni la normativa cultural de Jalisco contemplan mecanismos claros para sancionar apología del delito en eventos artísticos.
Los recintos públicos (como el Auditorio Telmex) operan mediante convenios de uso privado, lo que complica la censura directa, pero no exime la corresponsabilidad del Estado.
“No se trata de censurar, sino de establecer límites cuando se glorifica a delincuentes”, sostiene una experta en política cultural del ITESO.
El Mencho: Ídolo para unos, criminal para otros
¿Quién es Nemesio Oseguera Cervantes?
Líder del Cártel Jalisco Nueva Generación, uno de los grupos más violentos y con mayor presencia en México y Estados Unidos. Es considerado enemigo público número uno por la DEA y se ofrece una recompensa de 10 millones de dólares por su captura.
A pesar de su historial, su imagen ha sido apropiada por comunidades donde su cártel ha distribuido dádivas, regalos, apoyos médicos o incluso financiamiento de fiestas patronales.
¿Por qué se toleran estos homenajes?
Las tres caras de la omisión
- Intereses comerciales: Artistas y promotores buscan rating, no ética.
- Falta de protocolos: No hay lineamientos para revisar contenidos antes de los eventos.
- Complicidad pasiva: Autoridades locales prefieren no enfrentar a grupos criminales con influencia cultural.
¿Qué impacto tiene esto en la juventud?
El narco como modelo aspiracional
Para adolescentes y jóvenes en zonas vulnerables, la narcocultura ofrece:
- Estilo de vida inmediato (dinero, respeto, poder).
- Una narrativa de “justicia popular” contra instituciones “Corruptas”.
- Un espacio de pertenencia simbólica en contextos de exclusión social.
El riesgo de aplaudir al crimen en espacios públicos
Efectos sociales profundos
- Deslegitimación del Estado: Si los líderes criminales son aplaudidos, el Estado pierde autoridad moral.
- Inhibición de denuncias: Los ciudadanos se sienten más expuestos si el narco es ovacionado públicamente.
- Contagio cultural: Otros artistas, influenciados por la impunidad, replican el modelo.
¿Qué puede hacer el Estado?
Propuestas urgentes
- Reforma legal para prohibir exaltación de criminales en eventos públicos.
- Protocolos culturales para recintos administrados por gobiernos.
- Campañas educativas y artísticas que promuevan otras narrativas.
- Vigilancia interinstitucional de contenidos en conciertos masivos.
- Apoyo a músicos que no promueven la narcocultura.
¿Censura o contención ética?
La línea entre censura y regulación es delgada, pero necesaria. No se trata de impedir la expresión artística, sino de evitar que se legitime a quienes amenazan el orden democrático.
“La cultura también es un frente de batalla contra el crimen organizado”, afirma una consultora en seguridad cultural.
La ovación a El Mencho no es solo un momento de espectáculo. Es una señal de alerta sobre cómo el crimen organizado ha penetrado las estructuras simbólicas de la sociedad.
¿Puede un país combatir al narco sí aplaude a sus líderes desde el escenario?
El reto no es prohibir canciones, sino reconstruir el tejido cultural con ética, memoria y dignidad. Y eso, como dijo el gobernador Lemus, empieza dejando de normalizar la violencia.