Influencers amenazados en México por el narco. La Mayiza y El Mayo Zambada, tras una campaña de miedo sin vínculos criminales.
“Me quisieron matar con mis hijos”: el precio de hablar del narco
Carlos Ochoa, mejor conocido como Camilo Ochoa, no es solo un creador de contenido. Es un sobreviviente. En enero de 2024, su nombre apareció en un volante que recorrió las calles de Culiacán junto a otros 24 personajes públicos. El mensaje era claro: amenazas directas. La razón, en cambio, sigue siendo un misterio. La palabra clave es influencers amenazados.
La Mayiza y El Mayo Zambada: una amenaza sin lógica criminal
Un cartel que no perdona “amistades”
Ochoa fue contundente en su denuncia: las amenazas no obedecen a razones criminales. Según su testimonio, los ataques contra figuras como Roberto Tapia, Peso Pluma o Markitos Toys responden a envidias, celos y enemistades personales.
“¿Por qué Markitos Toys? Porque me cae mal. ¿El Horny? Porque me bajó una vieja”, dijo Ochoa en entrevista con Adela Micha.
Esta declaración revela una verdad incómoda: los códigos tradicionales del narco están cediendo ante motivaciones viscerales.
Volantes como armas de intimidación
El 9 de enero, Culiacán amaneció con volantes que incluían nombres y acusaciones veladas. Ninguna autoridad confirmó investigación criminal contra los 25 mencionados. Camilo Ochoa afirma:
“Fue nada más por sembrar el terror, están matando inocentes.”
El caso Gail Castro: una muerte injustificable
Gail Castro, hermano de Markitos Toys, fue asesinado en Ensenada. Camilo lo defiende como un empresario ajeno al narco:
“Era el más serio de todos. Tenía sus empresas. ¿Por qué lo mataron? Porque les caía mal.”
El Estado ausente: cero protección para los amenazados
Una declaración que estremece
“Al gobierno le vale madre si nos matan o no“, denunció Ochoa. Ninguna instancia federal ni estatal se ha acercado a los influencers amenazados, ni siquiera tras el asesinato de Gail Castro.
Las nuevas víctimas del narco
“Ya no son ajustes entre facciones. Están matando a creadores de contenido, mujeres, jóvenes.”
El narco ha expandido sus líneas de ataque. La violencia se ha “democratizado”, afectando a figuras que antes parecían estar fuera de peligro.
El conflicto con El Mini Lic: enemistades peligrosas
Una crítica que desató la cacería
Según Ochoa, su verdadero conflicto no es con La Mayiza, sino con Dámaso López Serrano, alias El Mini Lic. Habría sido él quien, tras una crítica sobre su padre, solicitó apoyo a la facción del Mayo Zambada para eliminarlo.
“Me mandaron volantes, amenazas, un decapitado. Querían que pidiera perdón. Yo no lo iba a hacer.”
Vivir bajo amenaza: la nueva rutina de un influencer
Familia fragmentada por seguridad
Ochoa se vio obligado a enviar a sus hijas mayores a Estados Unidos. Los más pequeños viven con él bajo estrictas medidas de resguardo.
- Casa de cuatro pisos
- Seguridad privada
- Clases en línea
Precauciones extremas
Para evitar ser localizado:
- No usa teléfonos convencionales
- Evita redes Wi-Fi públicas
- Viaja en vehículos blindados
“Si veo que alguien se me pega, es porque me viene siguiendo.”
“Me gusta la adrenalina”: la peligrosa motivación de Camilo
Entre la denuncia y el impulso personal
Ochoa reconoce que sigue hablando del narco por dos razones:
- La indignación por la violencia
- La necesidad de adrenalina
“Ya estoy amenazado, entonces ni modo que me eche para atrás.”
“Aunque me mandaron un decapitado, salgo más bravo yo.”
Sin terapia, sin freno
Admite que no ha ido a terapia. Que no planea hacerlo. Su forma de resistir es seguir hablando. Para él, el silencio no es una opción.
“Si me atacan, me defiendo. Yo no me voy a quedar callado.”
La doble vida: creador de contenido y blanco del narco
Ingresos limpios
Camilo niega cualquier vínculo financiero con el crimen organizado:
- Propiedades propias
- Negocios legales
- Monetización en redes sociales
“Vivo bien. No me falta nada.”
Ofertas para volver al narco
Confiesa que le han ofrecido reincorporarse al crimen:
“Sí me han ofrecido, pero no me interesa.”
Consecuencias sociales: ¿qué nos dice esto sobre México?
Influencers amenazados, un nuevo blanco
El caso Ochoa revela un peligroso precedente: los creadores de contenido han pasado de ser cronistas del narco a víctimas de éste. La línea que los separaba de la violencia se ha borrado.
Cuando el miedo sustituye a la justicia
La impunidad permite que facciones criminales usen volantes como sentencias de muerte. Que amenacen por celos. Que maten por “amistades”.
La normalización de la adrenalina
El testimonio de Ochoa también revela cómo el narco ha colonizado emocionalmente a una generación. La adrenalina se vuelve justificación. El peligro, parte del oficio.
“Me metí en eso por la adrenalina. No puedo estar tranquilo.”
¿Puede un país vivir con influencers bajo fuego?
Camilo Ochoa no se ha callado. Pero ¿cuántos más pueden resistir antes de ceder al miedo? Si hablar se convierte en sentencia, el silencio será la norma. Y cuando los creadores de contenido callan, gana el narco. El futuro de la libertad de expresión en México está en juego.