Juana Hilda González fue sentenciada por el caso Wallace. Su historia revela tortura, poder y vínculos con el narco. ¿Qué hay detrás del juicio?
Una historia enterrada revive
La muerte de Isabel Miranda de Wallace en 2024 reabrió viejas heridas. Su cruzada contra el secuestro, que la convirtió en figura pública, tiene un origen trágico: el rapto y presunto asesinato de su hijo, Hugo Alberto Wallace Miranda, en 2005.
En ese contexto resurge un nombre que muchos habían olvidado: Juana Hilda González Lomelí, la bailarina que alguna vez fue pareja del narco La Barbie y que hoy cumple una condena de 78 años por un crimen que ella asegura no cometió.
Este es un caso donde se cruzan la lucha contra la delincuencia, el poder mediático, los vínculos con el crimen organizado y las acusaciones de tortura por parte del Estado mexicano. ¿Fue realmente Juana Hilda parte del grupo que secuestró a Hugo Wallace, o es una víctima más del sistema?
El secuestro que marcó un antes y un después
El día que desapareció Hugo Wallace
El 11 de junio de 2005, Hugo Alberto Wallace Miranda salió de su domicilio en Ciudad de México para una cita en Plaza Universidad. Esa fue la última vez que su madre, Isabel Miranda, supo de él.
Desde ese día comenzó una búsqueda incansable, primero personal y luego pública, que convirtió a Miranda de Wallace en un símbolo nacional de la lucha contra el secuestro.
Una denuncia que se volvió movimiento
Pocos días después de la desaparición, Isabel Miranda presentó una denuncia formal. No tardó en volverse una figura mediática: aparecía en noticieros, pegaba carteles con el rostro de su hijo, señalaba presuntos culpables sin descanso.
En ese proceso, el caso atrajo atención nacional. En 2006, la Procuraduría General de la República (PGR) detuvo a varias personas, entre ellas a Juana Hilda González Lomelí.
¿Quién es Juana Hilda González?
De las pistas de baile a las portadas policiales
Juana Hilda era una bailarina conocida en el mundo del espectáculo. Participó en el Grupo Clímax célebre por el tema “Za Za Za” y se le conocía como “la za za zá”. Pero su nombre comenzó a circular en los medios por otro motivo: su supuesta implicación en uno de los casos más mediáticos de la década.
Vínculos con el crimen organizado
Durante su detención, se reveló que había tenido una relación con Edgar Valdez Villarreal, alias La Barbie, narcotraficante ligado al Cártel de los Beltrán Leyva. También se le relacionó sentimentalmente con César Freyre Morales, ex policía y señalado como uno de los autores materiales del secuestro.
En declaraciones iniciales, Juana Hilda negó conocer a Hugo Wallace. Pero en una tercera versión rindida bajo custodia de la SIEDO afirmó que lo había llevado con engaños al departamento donde fue retenido.
¿Confesión o tortura?
Años después, Juana Hilda denunció que esa confesión fue obtenida bajo tortura. En mayo de 2022, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) aceptó revisar el caso, al detectar posibles violaciones graves a derechos humanos.
Un proceso lleno de irregularidades
La versión oficial vs. la versión judicializada
Según la narrativa oficial impulsada por Isabel Miranda y respaldada por la entonces PGR, Juana Hilda formaba parte de una red que planeó y ejecutó el secuestro.
Pero organismos internacionales, como la ONU y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), comenzaron a cuestionar el caso. No había pruebas directas, el cuerpo de la víctima nunca fue hallado, y varios de los acusados denunciaron violencia física, amenazas y montaje mediático.
La condena
En 2011, Juana Hilda fue sentenciada a 78 años de prisión por secuestro, delincuencia organizada y portación de armas. Todo, a pesar de las denuncias de tortura y del cuestionamiento al debido proceso.
Isabel Miranda de Wallace: Activismo, poder y controversias
De madre buscadora a figura política
La lucha de Isabel Miranda le valió reconocimiento nacional. En 2010 recibió el Premio Nacional de Derechos Humanos. Fundó Alto al Secuestro, una ONG que asesoraba a familias y presionaba a autoridades.
Su cercanía con figuras del poder como Genaro García Luna le otorgó influencia. Pero también generó sospechas sobre uso de influencias y manipulación del caso.
Acusaciones cruzadas
Periodistas como Anabel Hernández y organizaciones como Amnistía Internacional señalaron inconsistencias. Incluso se acusó a Miranda de “fabricar culpables” para consolidar su activismo.
¿Fue Isabel Miranda víctima de una tragedia o arquitecta de una versión a conveniencia? La pregunta sigue abierta.
El factor La Barbie: Glamour, crimen y espectáculo
Un personaje de otro mundo
Edgar Valdez Villarreal, ex agente de policía en EE.UU., se convirtió en uno de los narcos más visibles del cártel de los Beltrán Leyva. Su apodo, La Barbie, surgía de su aspecto rubio y ojos claros, contrastante con el perfil usual del crimen mexicano.
Juana Hilda aseguró haberlo conocido en Acapulco. En sus propias palabras:
“Era la pura pachanga. Me mandaba boletos de avión y me recibía con 10 personas. Ahora sé que era narco, pero en ese entonces no tenía idea”.
La caída del narco estrella
La Barbie fue capturado en 2010. En 2015 fue extraditado a EE.UU., donde recibió una condena de 49 años de prisión. Su figura sigue rodeada de misterios, incluso rumores sobre cooperación con agencias estadounidenses.
¿Justicia o montaje? La intervención de la Suprema Corte
Atraer el caso: ¿un nuevo capítulo?
En 2022, la SCJN decidió atraer el caso de Juana Hilda y otros implicados. El principal argumento: las confesiones se habrían obtenido bajo tortura, lo cual anula su validez jurídica.
Esto podría abrir la puerta a una revisión del caso Wallace completo, algo que, hasta la fecha, parecía impensable por la fuerza del relato impulsado por Miranda.
Implicaciones mayores
Si se comprueba que hubo fabricación de culpables, el impacto sería profundo:
- Desprestigio de instituciones que avalaron la narrativa oficial
- Revisión de condenas con posibles liberaciones
- Consecuencias penales para ex funcionarios involucrados en tortura
Claves del caso Wallace que aún generan controversia
- No hay cuerpo del delito. Hugo Wallace sigue en calidad de desaparecido.
- No existen pruebas forenses independientes. Todo se basa en testimonios.
- Denuncias de tortura generalizada. Al menos seis personas afirman haber sido forzadas a confesar.
- Presiones mediáticas y políticas. El caso fue impulsado desde altos niveles de gobierno.
- Revisión internacional. Organismos de derechos humanos exigen justicia imparcial.
¿Juana Hilda es culpable?
Responder esta pregunta no es sencillo. Legalmente, fue condenada. Socialmente, fue estigmatizada. Pero judicialmente, su proceso está viciado.
El caso de Juana Hilda se ha convertido en un símbolo de dos luchas paralelas: la de una madre por encontrar justicia y la de una mujer que afirma haber sido usada como chivo expiatorio.
En palabras de su defensa:
“No se puede combatir el secuestro cometiendo otros crímenes como la tortura o la fabricación de culpables”.
¿Qué sigue para el caso Wallace?
- La revisión del caso en la SCJN está en curso.
- Organismos internacionales piden observación directa.
- La muerte de Isabel Miranda podría cambiar el tono del caso.
La sociedad mexicana sigue dividida entre quienes creen en la narrativa de justicia lograda, y quienes ven un sistema corrupto que silenció a inocentes.
¿Quién defiende a los olvidados?
En medio del duelo nacional por la muerte de Isabel Miranda, se esconde otra historia: la de Juana Hilda y otras personas que quizá estén pagando por un crimen que no cometieron.
Este caso es un espejo de México: un país donde justicia y verdad no siempre caminan juntas. Un país donde el poder, el dolor y los medios pueden construir realidades más fuertes que las pruebas.La pregunta de hoy no es sólo qué pasó con Hugo Wallace.
Es: ¿Quién nos garantiza que la justicia fue realmente justa?