Ceci Flores no busca polémica: busca a sus hijos. Pero ahora, su denuncia contra Adán Augusto López destapó un debate político y ético que incomoda a la 4T.
¿Qué dijo Ceci Flores sobre Adán Augusto?
Cecilia Flores Armenta, madre buscadora y activista reconocida en México, denunció que el senador Adán Augusto López le propuso cesar su búsqueda de desaparecidos a cambio de seguridad personal.
“Me dicen que no puedo buscar. O escojo buscar a mis desaparecidos o me dan una seguridad permanente. Yo prefiero buscar a mis hijos”, declaró.
La acusación apunta a una conversación ocurrida cuando López era titular de la Secretaría de Gobernación, en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador.
Ricardo Monreal: defensa política y escepticismo
El senador Ricardo Monreal Ávila, figura clave de Morena, cuestionó la versión de Flores, aunque sin desacreditarla completamente.
“Yo no creo nada de lo que no esté comprobado”, dijo desde el Palacio Legislativo.
Monreal defendió públicamente a Adán Augusto, señalando su “integridad” y poniendo en duda el momento en que surgieron las declaraciones de Flores. Para él, se trata de una disputa personal que no debe politizarse.
“Es un asunto entre dos personas. A él lo conozco. Es un hombre íntegro, con calidad y autoridad, no creo que él mienta.”
¿Qué implica esto para las madres buscadoras?
La denuncia revive una herida profunda en México: la falta de apoyo institucional a familiares de desaparecidos. La respuesta de Monreal —aunque diplomática— deja al descubierto la vulnerabilidad de los funcionarios públicos, pero también la de las propias activistas.
Críticas y repercusiones
- Organizaciones civiles han expresado respaldo a Flores.
- La 4T se ve una vez más bajo presión por el manejo de casos de desapariciones.
- La falta de pruebas directas mantiene la acusación en terreno ambiguo.
Desaparecidos y política: una línea peligrosa
Según datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas, México suma más de 112,000 personas no localizadas hasta 2024. Las madres buscadoras han sido protagonistas en la lucha por visibilidad, a menudo enfrentando omisiones, negligencia y amenazas.
El caso de Flores no es aislado. Expone un conflicto ético entre la búsqueda de justicia y la lógica del poder político, donde el respaldo institucional parece depender del silencio.
¿Estamos frente a un caso de abuso de poder o ante una interpretación errónea de una promesa política? Lo cierto es que la voz de una madre buscadora nunca debería ser puesta en duda a la ligera. En un país con miles de desaparecidos, las instituciones deben escuchar más y condicionar menos.