El terror contado por ellas: Morras Malditas y el podcast de terror feminista

Análisis exclusivo con Erika Maldonado y Janis Mérida de Morras Malditas. Revelan cómo politizaron el podcast de terror feminista y desafiaron la opresión patriarcal.

AL MOMENTO

El cine de terror siempre ha dominado las pantallas, abordando los miedos más oscuros de la humanidad. Sin embargo, en el formato de audio, dominado históricamente por hombres, dos voces femeninas han irrumpido para no solo narrar lo paranormal, sino para politizar el miedo: Erika Maldonado y Janis Mérida, las creadoras de Morras Malditas, consolidando así el primer gran podcast de terror feminista.

Rompiendo el molde: Erika Maldonado y Janis Mérida

Aunque el público se ha volcado hacia el formato de podcast por su naturaleza relajada que no requiere ver una imagen, la narración de historias de terror ha estado tradicionalmente ocupada por figuras masculinas. En este contexto, Maldo y Janis se han convertido en las pioneras, logrando ser las primeras mujeres en conducir un programa de terror que, además de presentar anécdotas, incluye profundas reflexiones y, sobre todo, perspectiva de género.

La ansiedad patriarcal y la opresión en la narrativa del miedo

Es innegable que las mujeres tienen miles de historias de terror en su haber, aunque históricamente han sido los hombres quienes han dominado la conversación sobre fenómenos paranormales, algo que se ve reflejado en el cine.

De acuerdo con la investigación “¿Quién posee a las ‘mujeres poseídas’? Mujeres y cuerpos femeninos como territorios para la intervención masculina” (2018), muchas películas de terror utilizan el cuerpo de la mujer como el espacio donde se representan miedos sociales específicos como:

  •  La sexualidad.
  •  La pérdida de control.
  •  La pubertad e incluso la maternidad.

De esta manera, la mujer sostiene una doble carga simbólica (cuerpo y alma) que el cine explota para dramatizar visualmente la “transgresión”. La investigación sostiene, además, que la posesión cinematográfica funciona como una metáfora de la ansiedad patriarcal: una mujer que se “desborda” (ya sea emocional, social o sexualmente) debe ser contenida obligatoriamente por figuras de autoridad como sacerdotes, médicos o padres. Esto sitúa a la mujer como el principal “receptáculo” del mal o de la desviación social.

De lección moral a análisis de género

Este fenómeno no se limita solo a las películas de posesiones demoniacas. Como mencionan las Morras Malditas en su nuevo libro Apaguemos la luz y entremos a la noche, muchos relatos tienen como protagonistas a hombres y, en la historia, sirvieron específicamente para mantener a las mujeres confinadas en sus casas.

Un ejemplo de esta revisión es la historia de El Casino del Diablo, narrada por Maldo en uno de los episodios del podcast. Las conductoras hicieron una reflexión sobre el terror que les causó el relato y cómo, al revisarlo con perspectiva actual, parece ser más una lección de moral que una historia de miedo. Su libro, Apaguemos la luz y entremos a la noche, es una recopilación de historias de terror de Sonora y Oaxaca.

El desafío de feminizar los espacios de terror

En entrevista exclusiva con El Heraldo de México, Janis Mérida y Erika Maldonado hablaron sobre la importancia de romper estos estereotipos de género y retomar los micrófonos para ir más allá de la anécdota, incluyendo mensajes feministas y con perspectiva de género.

Janis Mérida afirmó en la entrevista que este es un trabajo de todos los días y que conectan con “una comunidad bien chingona de morras a las que les gusta escuchar los datos y entrar en esta dinámica que nosotras ofrecemos”. No obstante, el camino sigue siendo difícil:

> “Nosotras tenemos que trabajar muchísimo para estar en espacios, para avanzar en nuestro camino, para lograr vivir 100% de esto”, afirma Janis Mérida.

El hecho de ser mujeres con una estética bien definida, tomando los micrófonos para dirigirse a las mujeres y a la diversidad, no ha sido sencillo. Janis explica que es un “trabajo bien pesado, bien cabrón” y que a menudo se enfrentan a rechazo: “‘Ay, acabo de entrar a su podcast, pero desde que dijeron bienvenides ya me perdieron’ Ese tipo de cosas siguen pasando […] a nosotras se nos juzga un montón con esas cosas que decimos, ¿pero por qué? Por qué debería de generarles a ustedes algún sentimiento negativo cuando estamos nombrando y existiendo, pues no debería de haber ninguna falla, pero pareciera que sí la hay”, explica.

Resignificando las historias y la tradición

Por su parte, Maldo afirma que, a pesar de venir de la escuela de La Mano Peluda, la poca representación femenina en espacios de terror le hizo pensar que el género estaba creado únicamente para los hombres. Es por ello que el hecho de poner su perspectiva en todas las anécdotas las lleva a resignificar cada una de las historias que reciben.

> “Ser las primeras mujeres en darle voz a esas historias significa romper con esa tradición ya muy estipulada […] Yo en específico pensaba ‘bueno, el terror, como siempre lo cuentan los hombres, pues es para hombres […] Entonces, de pronto te das cuenta que no porque el que te guste sentir miedo, que te guste que te asusten o asustar, es algo general de humanos, entonces es como también darle una voz bajo una visión femenina”, explica Erika Maldonado.

Tal como lo señala Maldo, sentir miedo es uno de los sentimientos más humanos que existen y no por ello las anécdotas paranormales deberían limitarse a la experiencia masculina.

Más allá del susto: un oasis paranormal con perspectiva

La poca representación femenina no solo lleva a la omisión, sino también a narrativas problemáticas donde las mujeres reproducen estereotipos de género ligados a enfermedades mentales. Según el mismo estudio de 2018, la narrativa de posesión con frecuencia mezcla lo demoníaco con diagnósticos de locura e histeria. Esto reproduce estereotipos médicos y culturales que históricamente tuvieron un impacto mayor sobre las mujeres, pues el cine confunde y explota la línea entre enfermedad mental y demonización, cayendo en roles de género estereotipados.

Por ello, el proyecto de Morras Malditas trasciende el mero relato de terror. Lograron politizar un espacio tradicionalmente ocupado por hombres para derrocar las creencias patriarcales y conectar con un público diverso.

> “Hablamos de terror, contamos historias que pueden ser súper desgarradoras o trágicas o terroríficas y buscamos el lado de verlo de una manera más femenina de alguna forma, porque pues somos nosotras y eso plantea una cosa totalmente nueva que no se había hablado antes. Entonces, al final, sentimos que también hemos estado abriendo puertas porque hemos incentivado que otras morras hagan cosas que a lo mejor no eran lo común”, explica Maldo.

Maldo narra que Morras Malditas comenzó como una simple plática entre amigas que añoraban un espacio por y para mujeres para hablar de anécdotas de terror. Ante la ausencia de este espacio, fueron ellas las pioneras.

> “Nosotras mismas teníamos esa necesidad de escuchar esas historias que tanto nos gustan y que tantas veces hemos escuchado, pero queríamos escucharla con una versión femenina; con una versión con nuestras propias vivencias al final”, reafirma Maldo.

Asimismo, Janis cuestiona por qué se inculca el miedo por lo prohibido a las mujeres como una forma de opresión: “Que a veces decimos, ‘Oye, pero qué cabrón eso, ¿no?’ Que a las morras se les cuestiona más, por eso en historias donde las chicas (les dicen) ‘ay, no vayas al baile porque se te parece el diablo y se la lleva’, ¿sabes? Ese tipo de historias que también comentamos y cuestionamos al momento”, confirma. Maldo sentencia: “Como que el miedo contado por mujeres tiene matices bien diferentes y es todo eso lo que lo vuelve tan poderoso al final”.

El podcast también ha traído consigo un sinfín de aprendizajes que se ligan a las tradiciones mexicanas. Desde la limpia con un huevo hasta cargar con cristales o sahumar un espacio son prácticas que fueron adquiriendo al escuchar las vivencias de otras personas.

> “Vamos conociendo en conjunto, no nada más Janis y yo, sino toda la gente que nos sigue y que nos escucha, vamos conociendo la región, nuestras tradiciones, nuestra cultura y la abrazamos”, afirma Maldo.

El podcast de las Morras Malditas se ha convertido en un oasis paranormal en medio de un mundo lleno de personas escépticas. Lo más importante es que Janis y Maldo se encuentran reapropiándose de un espacio tradicionalmente masculino, rompiendo estereotipos ligados a las mujeres y cuestionando aquellos espantos que históricamente fueron usados para controlarlas. Con cada historia, Morras Malditas demuestra que las mujeres pueden ser auténticas, vivir plenamente experiencias paranormales, volverse protagonistas de ellas y romper las reglas impuestas con una profunda pasión por lo aterrador.

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Redacción Noticias Activas
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Editor en jefe responsable del contenido con estrategia, con mas de 13 años de experiencia contando historias, especialista en comunicación visual con enfoque estratégico comercial.
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