Una ciclista cruza la calle mientras un automovilista reduce la velocidad y cede el paso. Esta escena, cada vez más común en Yucatán, no es casualidad: es el resultado de una revolución silenciosa llamada movilidad segura.
La movilidad segura como derecho humano
En el corazón de la Semana Mundial de la Seguridad Vial, el Gobierno del Estado de Yucatán, a través del Instituto de Movilidad y Desarrollo Urbano Territorial (IMDUT), ha lanzado una ambiciosa campaña de educación y cultura vial que está tomando las calles por asalto.
Bajo la filosofía del Renacimiento Maya, esta iniciativa reconoce la movilidad segura como un derecho humano. La propuesta va más allá de informar: busca transformar la forma en que las personas se mueven, conviven y se respetan en el espacio público.
Educación vial desde el territorio
Acciones con impacto directo
La campaña impulsada por el IMDUT no se queda en los escritorios. Se traslada a las calles y comunidades con:
- Dinámicas de participación ciudadana.
- Distribución de material informativo.
- Actividades educativas in situ.
Estas acciones están diseñadas para acercar el mensaje a todas las personas, especialmente a los usuarios más vulnerables de la vía: peatones, ciclistas y motociclistas.
Temas clave para una nueva cultura vial
Entre los puntos más destacados de esta estrategia se encuentran:
- Ceder el paso al peatón: reconocer al más frágil como prioridad.
- Uso correcto del casco: una medida vital para motociclistas.
- Respeto a la ciclovía: clave para fomentar el transporte sustentable.
- Distancia segura al rebasar ciclistas: previene accidentes fatales.
Una política de largo aliento
Compromiso institucional
Durante el arranque de la campaña, autoridades del IMDUT subrayaron que se trata de un esfuerzo decidido por construir una nueva forma de habitar el espacio vial.
“No es una campaña aislada, sino el comienzo de una serie de acciones que llegarán a cada rincón del estado”, afirmaron.
Prevención, inclusión y comunidad
La visión es clara: una movilidad centrada en las personas, donde:
- Se prevengan accidentes con información y formación constante.
- Se impulse la inclusión social en el transporte y la vialidad.
- Se fortalezca el tejido comunitario desde la participación activa.
En una era donde las calles suelen ser escenarios de prisa y conflicto, apostar por una movilidad más humana es un acto de futuro. Yucatán está dando un paso firme en esa dirección. La pregunta es: ¿cuántos estados más están dispuestos a poner a las personas en el centro de la vía?