Qué falló en el accidente del Buque Escuela Cuauhtémoc: claves del desastre

El accidente del Buque Escuela Cuauhtémoc en Nueva York dejó dos muertos. Un capitán revela los errores técnicos que pudieron evitar la tragedia.

AL MOMENTO

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Una maniobra rutinaria se transformó en pesadilla frente a uno de los iconos de Nueva York. El Buque Escuela Cuauhtémoc chocó contra el puente de Brooklyn, dejando muertos, heridos y muchas preguntas.

Una salida ceremonial con un final trágico

El 17 de mayo, el Buque Escuela Cuauhtémoc de la Armada de México se preparaba para dejar el muelle 17 del South Street Seaport. La escena prometía ser solemne y fotogénica: el imponente velero de tres mástiles zarpando con Manhattan de fondo. Pero la ceremonia pronto derivó en tragedia.

Impactó la base del puente de Brooklyn.

El saldo fue dramático:

  • 2 marinos fallecidos
  • Al menos 20 personas heridas
  • Daños estructurales visibles
  • Suspensión inmediata de la travesía diplomática

El testimonio técnico que cambia la narrativa

Mientras las investigaciones oficiales siguen su curso, un análisis del capitán estadounidense John A. Konrad V pone el foco en una cadena de fallos humanos y estructurales que pudieron evitarse.

No fue inevitable. Fue evitable desde el principio.

Maniobrar contra corriente: el primer error

Posición ceremonial, riesgo operacional

Por razones estéticas y protocolares, el Cuauhtémoc fue atracado con la proa hacia tierra. Esto obligó a una salida marcha atrás, contra la corriente del East River.

Condiciones climáticas adversas

  • Corriente en contra por marea creciente
  • Viento cruzado desde el suroeste
  • Un velero de 90 metros, limitado sin apoyo externo

Todo esto aumentó drásticamente la complejidad de la maniobra.

Falla del motor y un remolcador mal empleado

Motor atascado en reversa

Konrad señala que la estela bajo la popa mostraba propulsión continua hacia atrás. El motor, al parecer, no respondió al cambio de orden.

Remolcador sin amarre seguro

El Charles D. McAllister empujaba, pero no estaba amarrado por cabo. Sin esa conexión, su capacidad de controlar el buque era limitada. “Como intentar detener un auto sin freno de mano“, graficó Konrad.

Un protocolo debilitado por omisiones

¿Dónde estaba el segundo remolcador?

No se usó un segundo remolcador, práctica común en puertos de alto tráfico. Konrad cuestiona si fue por falta de logística, presupuesto o decisión técnica.

Dudas sobre el tipo de piloto a bordo

La bandera “Hotel” indicaba presencia de piloto, pero se desconoce si era un state pilot o un docking pilot. Esta diferencia es clave en maniobras de alta precisión.

Factores que evitaron una catástrofe mayor

  • Mástiles de acero, no de madera: evitaron colapso sobre cubierta
  • Cadetes en posiciones altas: redujo caídas al impactar
  • Reacción inmediata de bomberos, policía y remolcadores: clave para estabilizar y evacuar

Las preguntas que siguen abiertas

Konrad plantea interrogantes cruciales:

  1. ¿Por qué no se usó un segundo remolcador?
  2. ¿Fallo mecánico o eléctrico en el motor?
  3. ¿Qué tipo de piloto estaba a bordo?
  4. ¿Fallas de comunicación entre tripulación y remolcador?

Todas estas dudas exigen una investigación exhaustiva.

El mar no perdona la improvisación

El mar castiga rápido la falta de preparación.” Con esta frase cierra Konrad su análisis, subrayando que incluso instituciones con tradición pueden fallar si subestiman los riesgos. El accidente del Cuauhtémoc deja una lección técnica, humana y operativa: en el mar, no hay margen para el error.

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