Turismo sustentable: la apuesta de Yucatán para salvar sus costas

Turismo sustentable en Yucatán impulsa el bienestar de comunidades pesqueras como Celestún, con apoyo del Gobierno y enfoque en preservación ambiental.

AL MOMENTO

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En un rincón costero de Yucatán, donde el mar y el manglar se funden en un paisaje que parece suspendido en el tiempo, una comunidad encuentra una nueva forma de prosperar: el turismo sustentable.

Una estrategia que une al gobierno, comunidad y naturaleza

El Renacimiento Maya impulsa un modelo turístico responsable

Con la llegada del llamado Gobierno del Renacimiento Maya, liderado por el Gobernador Joaquín Díaz Mena, Yucatán ha iniciado un ambicioso plan para revitalizar sus zonas costeras. El objetivo es claro: consolidar un modelo de desarrollo turístico que beneficie directamente a las familias locales, especialmente aquellas que viven de la pesca ribereña.

Para lograrlo, se ha tejido una alianza estratégica entre gobierno, iniciativa privada y autoridades municipales, enfocada en generar proyectos de alto impacto social y bajo impacto ambiental.

“Este tipo de acciones no solo atraen visitantes, sino que protegen los ecosistemas y dan oportunidades a quienes conocen estas tierras como nadie más”, destacó Clemente Escalante Alcocer, director del Patronato de las Unidades de Servicios Culturales y Turísticos del Estado de Yucatán (Cultur).

Celestún: biodiversidad como motor de desarrollo

Un refugio natural con potencial turístico mundial

Ubicado a tan solo 90 minutos de Mérida, el municipio de Celestún es mucho más que un destino turístico: es un santuario natural.

Allí se encuentra la Reserva Especial de la Biósfera Ría Celestún, un ecosistema vital que se extiende por más de 81 mil hectáreas entre Yucatán y Campeche. Este polígono alberga:

  • Más de 500 especies animales
  • Cuatro tipos de mangle: rojo, blanco, negro y botoncillo
  • Colonias de flamencos del Caribe, símbolo de la región

El flamenco como emblema del ecoturismo

El flamenco del Caribe encuentra en Celestún el entorno ideal para aparearse y anidar, gracias a la mezcla de salinas, lagunas y manglares. Esta ave ha dejado de ser solo un atractivo visual y se ha convertido en el rostro de una estrategia ecoturística con identidad.

“El turismo que promovemos enseña a respetar la vida silvestre, no a explotarla”, explican prestadores de servicios turísticos locales.

Baldiosera: el parador que educa y transforma

Un espacio que fusiona conocimiento y naturaleza

En este nuevo modelo de desarrollo sustentable, uno de los proyectos clave es el Parador Turístico Baldiosera, administrado por Cultur.

Este sitio, abierto de lunes a domingo de 9:00 a 17:00 horas, ofrece una experiencia inmersiva donde visitantes pueden aprender sobre los ecosistemas locales, mientras disfrutan de un recorrido en contacto con el agua, la flora y la fauna.

Accesibilidad y cercanía con Mérida

Gracias a su ubicación estratégica, Baldiosera se ha convertido en una excelente opción para excursiones de un día desde la capital. Esto permite descentralizar el turismo y generar ingresos directos en la comunidad de Celestún.

“Queremos que el turista se lleve una experiencia auténtica, pero también que su visita impacte positivamente en la economía local”, puntualizó Escalante Alcocer durante su recorrido por la zona.

Turismo y pesca: dos mundos que ahora caminan juntos

Economía costera diversificada

En reunión con el alcalde de Celestún, Germán Jesús Cauich Pinto, y empresarios locales como Ligia Flores del restaurante “Los Pámpanos”, se destacó el valor de una estrategia que permite a los pescadores convertirse en promotores turísticos, sin abandonar sus raíces.

Esto representa una ventana de oportunidad para cientos de familias que ahora pueden alternar entre la pesca artesanal y la prestación de servicios turísticos, como:

  • Paseos en lancha por la ría
  • Avistamiento de aves
  • Venta de alimentos y productos locales

Participación comunitaria como eje central

Uno de los pilares de este modelo es que la comunidad participe activamente. No se trata de turismo extractivo, sino de un proceso colaborativo donde todos ganan:

  • El turista recibe una experiencia auténtica y enriquecedora
  • La comunidad incrementa sus ingresos y fortalece su identidad
  • El ecosistema se protege gracias a la conciencia ambiental

El reto: escalar sin perder el alma

Crecer de forma ordenada y con visión ecológica

Si bien la iniciativa ha mostrado resultados positivos, el gran desafío será mantener el equilibrio entre crecimiento económico y conservación ambiental.

Cualquier modelo de turismo sustentable debe evitar caer en:

  • Masificación descontrolada
  • Contaminación por residuos
  • Cambios drásticos en el uso de suelo

Por eso, el Gobierno del Renacimiento Maya y Cultur han hecho énfasis en que los nuevos proyectos deberán cumplir estándares de sostenibilidad, respetar la vocación ecológica del territorio y priorizar el bienestar de las comunidades.

Un modelo que puede cambiar la historia de las costas

El caso de Celestún representa un microcosmos del futuro que Yucatán podría construir: destinos turísticos donde la naturaleza no es víctima del desarrollo, sino su aliada. Donde la comunidad no es espectadora, sino protagonista. Y donde cada visitante se convierte en embajador de la conservación.

La pregunta ahora es: ¿será posible replicar este modelo en otras regiones del país?

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