El poder, la impunidad y una vieja deuda con la justicia
El 2 de abril de 2025, Mario Marín, el exgobernador de Puebla conocido como “el Góber precioso”, fue reingresado al penal de máxima seguridad del Altiplano.
El motivo: su presunta responsabilidad en la tortura de la periodista Lydia Cacho, un caso que lleva casi dos décadas sacudiendo la conciencia colectiva de México.
Hoy, el retorno de Marín a prisión reabre no solo un expediente judicial, sino también una conversación incómoda: ¿hay justicia real cuando el poder político está implicado?
La historia que no se olvida: de 2005 a 2025
El origen del escándalo
En 2005, Lydia Cacho publicó Los demonios del Edén, una investigación explosiva que destapaba una red de explotación sexual infantil.
Entre los señalados: el empresario textilero Kamel Nacif y sus presuntos vínculos con figuras del poder político, incluido Mario Marín.
Cacho fue detenida ese mismo año por policías poblanos y trasladada de manera ilegal desde Cancún a Puebla. Durante el trayecto, fue víctima de tortura psicológica, amenazas y acoso físico.
La llamada que lo cambió todo
La indignación pública estalló en 2006, cuando se filtraron grabaciones en las que Nacif agradecía a Marín “la madriza” a la periodista.
Esa conversación telefónica, ampliamente difundida en medios y redes, fue clave para construir el apodo que marcaría a Marín por siempre: “el Góber precioso”.
“Mi góber precioso… eres un héroe papá”, dijo Nacif entre risas.
— Grabación telefónica, 2006
¿Por qué regresa al Altiplano?
La revocación de la prisión domiciliaria
En agosto de 2024, Marín había obtenido el beneficio de prisión domiciliaria, con brazalete electrónico y supervisión permanente.
No obstante, la Fiscalía Especial en Materia de Derechos Humanos (FEMDH) y la FEADLE (Fiscalía para Delitos contra la Libertad de Expresión) apelaron la medida.
El 2 de abril de 2025, el Tribunal Colegiado de Apelación del Vigésimo Séptimo Circuito, con sede en Cancún, revocó el beneficio y ordenó su reingreso al penal federal de máxima seguridad.
Los argumentos de la FGR
La Fiscalía General de la República argumentó que la resolución que lo beneficiaba:
- Carecía de fundamentación jurídica sólida
- No valoró los riesgos procesales
- Omitió considerar la gravedad del delito
- Ignoró el riesgo de fuga
“Se trata de una agresión contra una periodista en ejercicio de su libertad de expresión, en un contexto de uso ilegítimo del poder”, destacó el Ministerio Público Federal.
Tortura y censura: el mensaje a la prensa
¿Qué implica el caso para la libertad de expresión?
El regreso de Marín a prisión representa una victoria parcial para la justicia y para quienes defienden la libertad de prensa.
Sin embargo, también evidencia lo prolongado, doloroso y costoso que puede ser el camino hacia la verdad cuando se enfrentan intereses del más alto nivel.
Lydia Cacho no solo fue torturada, también ha enfrentado amenazas, espionaje y exilio. Su caso está documentado por organismos internacionales como la ONU y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
“Esto no es solo mi historia. Es la historia de cómo un Estado puede convertirse en el agresor”, ha declarado Cacho en múltiples entrevistas.
La red de complicidades que aún no cae
¿Qué pasó con Kamel Nacif?
Aunque Mario Marín vuelve a prisión, José Kamel Nacif sigue prófugo. Las autoridades mexicanas emitieron una orden de captura internacional y solicitaron su extradición desde Líbano, donde presuntamente se refugia.
Otros involucrados que siguen libres
Además de Nacif, diversos funcionarios, jueces, policías y fiscales han sido señalados como cómplices o encubridores en el proceso contra Cacho, pero pocos han enfrentado consecuencias judiciales reales.
Un símbolo del México que busca cambiar
El caso en la opinión pública
A lo largo de los años, el caso ha sido bandera de los movimientos feministas, de periodistas independientes y de activistas por los derechos humanos. También ha sido un espejo incómodo para el Estado mexicano.
En redes sociales y medios, el hashtag #JusticiaParaLydia volvió a posicionarse entre las principales tendencias tras la noticia del 2 de abril.
México ante el escrutinio internacional
Diversos organismos internacionales han seguido de cerca el caso:
- ONU Mujeres ha condenado el uso de tortura para silenciar a periodistas.
- Amnistía Internacional ha emitido informes que detallan las irregularidades procesales.
- La CIDH ha reiterado su llamado a que México garantice justicia integral.
Justicia tardía… ¿es justicia?
¿Por qué tomó 20 años?
Uno de los grandes cuestionamientos que deja el caso es por qué ha tardado tanto en tener consecuencias reales para sus responsables. Entre recursos legales, tecnicismos y dilaciones, el expediente Lydia Cacho se convirtió en un símbolo de impunidad estructural.
Y aunque la prisión del exgobernador es una victoria simbólica, la herida social aún sangra.
“El Estado sigue en deuda, no solo conmigo, sino con miles de periodistas, activistas y víctimas que han sido silenciados”, declaró Lydia tras conocerse la noticia.
Lo que sigue: ¿un parteaguas o un espejismo?
¿Podría cambiar el paradigma?
El encarcelamiento de Mario Marín envía una señal poderosa, pero aún queda la duda: ¿estamos ante un verdadero cambio de paradigma o solo un caso aislado para aparentar justicia?
Para que el caso marque un antes y un después se requieren acciones concretas:
- Cumplimiento cabal de sentencias internacionales
- Reforma estructural del sistema de justicia
- Protección efectiva a periodistas
- Cierre de redes de corrupción institucional
El regreso del “Góber precioso” al Altiplano es más que una nota roja. Es el reflejo de un país que busca saldar cuentas con su pasado reciente, y que aún duda si la justicia está realmente al alcance de todos.
La pregunta es: ¿será este un punto de inflexión o solo otra historia que se diluye en el archivo de impunidad?.