Papa León XIV clama por el fin de la guerra en su primer Regina Coeli. Ucrania, Gaza e Israel, en el centro de su mensaje de paz.
Un grito de paz desde el corazón de Roma
“Nunca más la guerra”. Esa frase, pronunciada con firmeza por el Papa León XIV en su primer rezo del Regina Coeli, resonó como eco universal desde el Balcón de la Basílica de San Pedro. Fue un momento histórico, profundamente simbólico, que marcó el inicio de un pontificado centrado en la paz global.
Un domingo de fe y esperanza
El primer Regina Coeli del nuevo Papa
Al mediodía, el silencio de la Plaza de San Pedro fue roto por el clamor unánime de los fieles: “¡León!”. Así comenzó el primer gran acto público de León XIV como Obispo de Roma. Coincidía con el Domingo del Buen Pastor, un guiño del calendario litúrgico que el Papa no dejó pasar.
“Es un don de Dios que el primer domingo de mi servicio como Obispo de Roma sea el del Buen Pastor”, dijo.
Una fiesta con música, arte y juventud
En su mensaje, el Papa saludó con afecto a peregrinos, bandas de música y artistas del espectáculo. Destacó el papel del arte como parte esencial del gozo cristiano y animó especialmente a los jóvenes:
“A los jóvenes les digo: no tengan miedo, acepten la invitación de la Iglesia y de Cristo Señor”.
Un llamado pastoral que conecta directamente con las prioridades de un pontificado que busca reencantar a las nuevas generaciones.
El clamor por la paz: un llamado global
La tercera guerra mundial en pedazos
Inspirado por las palabras de su predecesor, el Papa Francisco, León XIV reiteró que el mundo vive “una tercera guerra mundial en vilo”. No es una hipótesis lejana, sino una realidad fragmentada, con puntos de tensión activos que amenazan la estabilidad global.
“Me dirijo a los grandes del mundo, repitiendo el llamamiento siempre actual: «¡Nunca más la guerra!»”
Una frase breve pero poderosa, que recoge la tradición pacifista de la diplomacia vaticana y proyecta un liderazgo moral en tiempos de polarización y conflicto.
Ucrania: el pueblo que sufre
Con voz conmovida, el Papa mencionó explícitamente a Ucrania, un país martirizado por la invasión rusa que lleva más de dos años de enfrentamientos:
“Llevo en el corazón el sufrimiento del amado pueblo ucraniano. Que se haga todo lo posible para alcanzar una paz verdadera, justa y duradera. Que todos los prisioneros sean liberados y que los niños vuelvan con sus familias.”
Este mensaje encierra no sólo compasión pastoral, sino una agenda diplomática centrada en los derechos humanos y la justicia internacional.
Gaza: el dolor invisible
La Franja de Gaza también estuvo presente en el mensaje. León XIV denunció la situación humanitaria y pidió un alto inmediato al fuego entre Israel y Palestina:
“¡Cese el fuego inmediatamente! Que se proporcione ayuda humanitaria a la agotada población civil y que se libere a todos los rehenes”
Con estas palabras, el Papa toma posición en uno de los conflictos más enquistados del siglo XXI, exigiendo acciones concretas para proteger a los más vulnerables.
El simbolismo del “Buen Pastor”
Un Papa que se define desde el inicio
El hecho de que su primer domingo haya coincidido con el del Buen Pastor tiene una carga teológica fuerte. Cristo, como pastor que da la vida por sus ovejas, es el modelo que León XIV escoge para definirse ante el mundo.
No es casual. En su discurso, el Papa enfatizó que “Él [Cristo] es quien guía a la Iglesia mediante su Espíritu Santo”. Esta frase revela una visión descentralizada del poder papal y una voluntad de servicio pastoral por encima de lo institucional.
Mensajes clave a los fieles
- Invitación a la esperanza en medio de un mundo fragmentado
- Llamado al diálogo intergeneracional
- Reivindicación del arte como lenguaje universal
- Defensa de la dignidad humana en zonas de conflicto
La Plaza de San Pedro como escenario de unidad
100 mil testigos de un hito
La cifra lo dice todo: más de 100 mil personas congregadas en la Plaza de San Pedro. Esa multitud fue testigo de un momento de comuns de 100 mil personas congregadas en la Plaza de San Pedro. Esa multitud fue testigo de un momento de comunción y de una declaración programática del nuevo Pontífice.
“Saludo con afecto a todos los peregrinos y les doy las gracias porque, con su música y sus representaciones, alegran la fiesta: la fiesta de Cristo, el Buen Pastor.”
El nuevo Papa no se distancia del pueblo: lo convoca, lo abraza y lo anima a participar activamente en la misión eclesial.
El mensaje a las madres: humanidad compartida
Un gesto tierno, profundamente significativo
En medio de un discurso marcado por el sufrimiento y la guerra, el Papa no olvidó una fecha especial: el Día de la Madre. Con sencillez, dirigió un saludo emotivo que conecta con la experiencia vital de millones de personas.
“Envío un afectuoso saludo a todas las madres, con una oración por ellas y por las que ya están en el Cielo. ¡Feliz Día de la Madre a todas las madres!”
Este gesto revela una sensibilidad que humaniza el liderazgo papal y lo acerca a las realidades cotidianas de la feligresía global.
Una diplomacia de valores en acción
El Vaticano como actor internacional
El mensaje del Papa no solo tiene peso espiritual: es una intervención en el escenario geopolítico. La diplomacia vaticana actúa como mediadora moral en conflictos donde las armas y los intereses bloquean el diálogo.
León XIV no propone soluciones técnicas, pero su autoridad moral impulsa presiones internacionales por la paz, especialmente ante los líderes que tienen el poder de detener las guerras.
Palabras como acción
- “Nunca más la guerra”: un principio rector
- “Paz verdadera, justa y duradera”: una exigencia concreta
- “Liberación de prisioneros y niños”: una prioridad humanitaria
Estas frases resumen una hoja de ruta ética para el nuevo pontificado.
El desafío de la paz
León XIV ha comenzado su camino con un mensaje claro: la paz no es una utopía, es una necesidad urgente. Frente a un mundo dividido, su voz se alza como llamada a la conciencia global.
¿Será escuchado por los “grandes del mundo”? Esa es la pregunta abierta que define no solo su pontificado, sino el destino de millones de personas atrapadas en conflictos sin fin.