Problemas cardíacos en la infancia: la alerta silenciosa que podría salvar vidas

Problemas cardíacos en la infancia: conoce las señales, riesgos y tratamientos que pueden cambiar el destino de un niño.

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Una infancia con el corazón en vilo

Apenas nació, el pequeño Tomás fue diagnosticado con una comunicación interventricular. Sus padres, confundidos y angustiados, escuchaban palabras médicas que nunca imaginaron asociar a un bebé. Sin embargo, con diagnóstico oportuno y tratamiento adecuado, hoy Tomás juega, corre y vive como cualquier niño. Este no es un caso aislado.

Los problemas cardíacos en la infancia, aunque muchas veces silenciosos, representan un reto médico crucial.

¿Qué son los problemas cardíacos en la infancia?

Cardiopatías congénitas: cuando el corazón nace diferente

Las cardiopatías congénitas son malformaciones estructurales presentes desde el nacimiento. Representan una de las afecciones más comunes dentro de la cardiología pediátrica, según TecSalud.

Algunas de las más frecuentes son:

  • Comunicación interventricular (CIV): defecto en la pared entre los ventrículos.
  • Comunicación interauricular (CIA): afecta la pared entre las aurículas.
  • Conducto arterioso persistente (CAP): una estructura que no se cierra tras el nacimiento.

La doctora Cecilia Britton Robles, jefa de cardiología pediátrica de TecSalud, señala que, aunque estas condiciones varían en gravedad, muchas son tratables con cirugía o procedimientos mínimamente invasivos como los cateterismos.

“Estas afecciones son nobles. Con atención oportuna, los niños pueden desarrollarse con relativa normalidad”, afirma Britton.

Cardiopatías adquiridas: el enemigo inesperado

A diferencia de las congénitas, las cardiopatías adquiridas surgen tras el nacimiento. Aunque menos frecuentes, pueden ser igual de graves.

Causas comunes:

  • Infecciones virales
  • Alteraciones inmunológicas
  • Inflamaciones graves

Uno de los casos más conocidos es la enfermedad de Kawasaki, que provoca inflamación en los vasos sanguíneos y se ha incrementado desde la pandemia de COVID-19. La posible relación entre infecciones virales y daño cardiovascular infantil ha encendido las alertas.

Señales de alerta: ¡no las ignores!

El corazón de un niño puede estar gritando auxilio sin que nadie lo escuche. Estas son algunas señales de advertencia que requieren atención médica inmediata:

  • Desmayos sin explicación
  • Fatiga al alimentarse
  • Irritabilidad persistente
  • Falta de ganancia de peso
  • Palidez extrema y sudor frío
  • Retraso en crecimiento y desarrollo

Aunque el dolor de pecho en niños rara vez tiene origen cardíaco, una revisión siempre es prudente.

“Los niños con síndrome de Down deben evaluarse, ya que hasta el 50% puede tener cardiopatías”, advierte Britton.

El valor del diagnóstico temprano

Detectar un problema cardíaco a tiempo marca la diferencia entre la vida y la muerte. El seguimiento pediátrico y las evaluaciones cardiovasculares en poblaciones de riesgo son esenciales.

Grupos de alto riesgo:

  • Antecedentes familiares de cardiopatías
  • Síndrome de Down
  • Recién nacidos con anormalidades en la oxigenación

Hoy existen herramientas como:

  • Ecocardiogramas pediátricos
  • Electrocardiogramas (ECG)
  • Estudios genéticos

Un diagnóstico temprano permite elegir el mejor tratamiento: desde vigilancia clínica hasta cirugía abierta o cateterismo.

Tratamientos disponibles: ciencia al servicio del corazón infantil

Cirugía de corazón abierto

Es el recurso tradicional para corregir defectos estructurales complejos. Si bien implica mayor riesgo, ha evolucionado mucho en las últimas décadas.

Ventajas:

  • Alta efectividad en casos graves
  • Mejora radical en calidad de vida

Procedimientos mínimamente invasivos

Los cateterismos y técnicas percutáneas han ganado protagonismo por ser menos agresivos.

Beneficios:

  • Menor tiempo de recuperación
  • Menos complicaciones postoperatorias
  • Hospitalización más corta

Estos procedimientos se realizan con tecnología de punta y alta especialización pediátrica.

Prevención: sembrar salud desde la infancia

Aunque no todas las afecciones se pueden evitar, adoptar hábitos saludables desde la niñez puede mejorar la salud cardiovascular.

Recomendaciones clave:

  • Alimentación equilibrada: rica en frutas, verduras, cereales integrales y baja en azúcares
  • Hidratación adecuada: al menos 2.5 litros de agua al día
  • Sueño reparador: 8 horas diarias mínimo
  • Actividad física regular: juegos, deportes, caminatas
  • Bienestar emocional: evitar el estrés y fomentar entornos afectivos

El corazón también sufre cuando hay ansiedad, tristeza o tensión. La salud emocional es parte del cuidado cardiovascular.

Una infancia protegida, una sociedad fortalecida

Cuidar el corazón de los niños no es solo una responsabilidad médica o familiar: es una apuesta por el futuro. Cada niño que crece en un entorno saludable, con diagnóstico oportuno y tratamiento adecuado, es un adulto con más oportunidades, mejor calidad de vida y mayor aporte a la sociedad.

Pregunta poderosa: ¿Estamos haciendo lo suficiente para que el corazón de nuestros niños lata fuerte y libre de amenazas?.

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