EE.UU. lanza una ofensiva contra artistas y promotores ligados al narco. La música regional mexicana, en el centro de la tormenta.
La nueva guerra de EE.UU. no es con balas: es contra los corridos bélicos
Durante décadas, Estados Unidos ha combatido al narcotráfico con armas, inteligencia y sanciones económicas. Pero hoy, ha abierto un nuevo frente: la narcoindustria del entretenimiento. Un frente donde las guitarras, los palenques y los videoclips se convierten en campo de batalla.
Según la periodista Anabel Hernández, el gobierno estadounidense ha redirigido su mira hacia la música regional mexicana, especialmente los narcocorridos y los corridos bélicos, al considerar que estos géneros no sólo glorifican al crimen organizado, sino que son vehículos de lavado de dinero.
¿Por qué la música regional mexicana está bajo fuego?
Una narrativa que normaliza el narco
Los narcocorridos no son nuevos. Llevan décadas contando hazañas de capos como si fueran leyendas. Pero ahora, las autoridades norteamericanas creen que este contenido va más allá del folclor popular.
“El arte que promueve a grupos terroristas deja de ser sólo expresión artística. Es una colaboración simbólica”, explicó Hernández en su podcast Narcosistema.
Con la designación de los cárteles de Sinaloa y CJNG como organizaciones terroristas extranjeras, el gobierno de EE.UU. activó nuevas políticas que colocan a los promotores culturales de estos grupos como posibles colaboradores del terrorismo.
El caso que encendió las alarmas: Chucho Pérez y Ángel del Villar
¿Quiénes son y qué los une?
Todo comenzó con Jesús Pérez Alvear, alias Chucho Pérez, un promotor musical que organizaba ferias y conciertos en México. El 6 de abril de 2018, el Departamento del Tesoro lo designó como narcotraficante especialmente sancionado, por sus vínculos con el CJNG y Los Cuinis.
Pese a esta alerta, Ángel del Villar, dueño de Del Records, continuó trabajando con él. Junto a su socio Luca Scalisi, cerró contratos, realizó pagos y produjo eventos como si nada pasara.
El juicio que destapó la cloaca
Entre las pruebas más sólidas contra Del Villar se encuentra el caso Gerardo Ortiz en la Feria de San Marcos 2018. Aunque el cantante fue advertido por autoridades de no participar en un evento organizado por Pérez Alvear, fue obligado a cantar de todas formas.
En 2023, Chucho Pérez aceptó cargos de lavado de dinero, pero fue ejecutado antes de testificar. Su muerte, ocurrida en un restaurante de Polanco, expuso el riesgo de quienes rompen el pacto de silencio con el narco.
El 27 de marzo de 2025, Del Villar fue declarado culpable de conspiración y de múltiples violaciones a la Ley Kingpin, utilizada para sancionar relaciones financieras con narcotraficantes.
Los artistas bajo la lupa: ¿gloria o complicidad?
Los nombres que reveló Anabel Hernández
Una lista de once artistas y grupos ha sido expuesta por supuestas conexiones con el narco. Aquí los más relevantes:
Peso Pluma
El ícono juvenil de los corridos tumbados es, según Hernández, el símbolo más visible de la narcoindustria musical. Se le vincula con Los Chapitos, y se habría exiliado voluntariamente de EE.UU. por motivos legales.
Gerardo Ortiz
Pieza clave del caso Del Villar. Participó en eventos organizados por Pérez Alvear. Es conocido por sus temas dedicados a capos como El Chapo Guzmán.
Los Alegres del Barranco
Provocaron una crisis diplomática al proyectar imágenes de El Mencho y El Chapo en sus conciertos. EE.UU. les revocó las visas tras estos actos.
Roberto Tapia
Desde California, ha expresado su admiración pública por Iván Archivaldo Guzmán. Organizó eventos en apoyo a candidatos presuntamente ligados al narco.
Luis R. Conriquez
Su negativa a cantar corridos bélicos en la Feria de Texcoco fue interpretada como un intento de distanciarse del crimen organizado, ante una posible pérdida de visa.
Dinero, fama y silencios: el triángulo de la narcoindustria
Conciertos como método de lavado
Según testigos en el juicio de Del Villar, los conciertos en México funcionaban como puntos de lavado de dinero, transformando pesos ilícitos en dólares limpios sin mover efectivo físicamente entre países.
Las disqueras como plataformas de poder
Empresas como Del Records y DEL Entertainment operaban como canales legales para fondos ilegales, al contratar artistas, pagar eventos y producir giras con financiamiento narco.
El silencio cómplice
Varios músicos han evitado declarar, como Los Alegres del Barranco, lo que refuerza la sospecha de un pacto no escrito entre artistas y cárteles.
Corridos bélicos y propaganda criminal
¿Arte o apología?
Para algunos, los corridos bélicos son una expresión artística de la realidad social. Para otros, son propaganda narco que recluta y normaliza la violencia.
“No se trata solo de canciones, sino de un ecosistema simbólico que protege al crimen organizado”, argumenta Hernández.
La estética del poder narco
Redes sociales, videoclips y presentaciones en vivo exhiben lujos, armas y símbolos de poder, como los autos deportivos de Fidel Castro (Marca Registrada) o los shows de Tito Double P junto a Belinda.
¿Qué sigue? El dilema moral y político de una industria
Estados Unidos ha marcado una línea clara: quien colabore con estructuras criminales, desde la cultura, también será castigado. Pero la pregunta es más compleja:
¿Dónde termina la música y empieza el crimen?
¿Puede un artista sobrevivir sin “caerle bien” al narco? ¿Hasta qué punto se puede separar el éxito del entorno que lo sostiene?