Crecimiento urbano descontrolado en Quintana Roo: El peligro que nadie quiere ver

Crecimiento urbano descontrolado en Quintana Roo amenaza la calidad de vida. Empresarios advierten: "No necesitamos más hoteles ni parques".

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Crecimiento urbano descontrolado en Quintana Roo amenaza la calidad de vida. Empresarios advierten: “No necesitamos más hoteles ni parques”.

En una noche calurosa de marzo, en el corazón histórico de Cancún, el empresario Francisco Córdova Lira lanzó una advertencia que resonó con fuerza: “No necesitamos más hoteles ni más parques”. Sus palabras revelan una crisis silenciosa que ya transforma la vida cotidiana de miles en Quintana Roo: el crecimiento urbano descontrolado.

El modelo turístico de Quintana Roo: ¿Éxito económico o bomba social?

La paradoja del paraíso

Quintana Roo, con su Riviera Maya y sus playas de fama mundial, ha sido por décadas la joya del turismo mexicano. Pero detrás del brillo de sus resorts y parques temáticos, se esconde una creciente desigualdad, saturación de servicios y una alarmante gentrificación.

Según datos de la Secretaría de Turismo, en 2023 el estado recibió más de 20 millones de turistas. Esta bonanza, sin embargo, no ha sido acompañada por una planificación urbana sostenible, lo que ha desatado problemas que van desde el colapso de servicios hasta la marginación de comunidades enteras.

“Estamos construyendo sobre el éxito sin pensar en el futuro”, alertó Córdova Lira durante el conversatorio “Quintana Roo. Voces de su Historia”.

Turismo sin freno, desarrollo sin control

En ciudades como Cancún, Playa del Carmen y Tulum, el boom inmobiliario y el otorgamiento masivo de licencias de construcción han superado la capacidad de las autoridades para regular. Esto genera:

  • Déficit de agua potable y electricidad.
  • Tráfico vehicular sin solución.
  • Contaminación de acuíferos.
  • Precariedad habitacional para trabajadores del turismo.

La Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios estima que el 70% de las nuevas construcciones en Tulum carecen de drenaje adecuado. Esto no solo es un problema urbano: es una crisis ambiental latente.

¿Quién gana con el crecimiento desordenado?

El papel de los desarrolladores inmobiliarios

El crecimiento urbano actual beneficia, en primer lugar, a los desarrolladores que producen infraestructura turística sin asumir costos sociales.

Muchos proyectos no consideran:

  • Vialidades.
  • Centros educativos.
  • Hospitales.
  • Servicios públicos básicos.

Esto ha provocado que zonas enteras crezcan como “ciudades dormitorio”, sin tejido social ni servicios esenciales. El caso de asentamientos irregulares en la periferia de Playa del Carmen es un claro ejemplo.

“Hay que dejar de otorgar permisos a quienes no acompañan sus proyectos con la infraestructura necesaria”, subrayó Córdova.

Gentrificación y desplazamiento: Los efectos colaterales

La llegada masiva de inversiones y extranjeros ha disparado los precios de vivienda. El resultado: los trabajadores locales no pueden vivir en las ciudades donde laboran.

Este fenómeno ha generado:

  • Desplazamiento de comunidades mayas y locales.
  • Incremento del costo de vida.
  • Fragmentación social.

La investigadora Laura Martínez, de El Colegio de la Frontera Sur, advierte que más del 40% de los hogares en Tulum destinan la mitad de su ingreso al pago de renta. Una situación insostenible.

Del desarrollo al deterioro social: Cómo afecta a la seguridad

La conexión entre urbanismo y crimen

Córdova fue tajante: el verdadero problema no es el narco, sino la falta de calidad de vida. Según él, la inseguridad es una consecuencia de la exclusión y la precariedad.

“Estamos atacando la consecuencia, no la causa”, afirmó.

La hipótesis tiene sustento. Estudios del Instituto Belisario Domínguez indican que la desigualdad urbana y la falta de oportunidades están directamente relacionadas con el reclutamiento juvenil por parte del crimen organizado.

Falta de planeación = Brecha de desigualdad

El modelo actual ha creado una sociedad de dos velocidades:

  • Por un lado, turistas y empresarios en complejos de lujo.
  • Por otro, trabajadores hacinados en colonias periféricas sin servicios.

Esto incrementa tensiones sociales, resentimiento y, en última instancia, violencia estructural.

¿Qué está fallando en los gobiernos locales?

La ausencia de planes de desarrollo urbano integrales

La crítica principal de expertos y empresarios es la falta de una visión a largo plazo por parte de los gobiernos municipales.

En muchos casos, los planes de desarrollo urbano están desactualizados, o bien, se otorgan excepciones constantemente a intereses particulares.

“Los municipios están improvisando su crecimiento”, denunció un urbanista del Observatorio Ciudadano de Cancún.

Corrupción, clientelismo y negligencia

El otorgamiento de licencias de construcción ha sido señalado como uno de los principales focos de corrupción municipal. A esto se suma:

  • Falta de participación ciudadana.
  • Ausencia de mecanismos de rendición de cuentas.
  • Poca capacitación técnica en urbanismo.

El resultado: Un crecimiento acelerado, desordenado y peligroso.

¿Hay salida? Alternativas viables para frenar el colapso

Planificación urbana con justicia social

Organizaciones civiles y académicos han propuesto una moratoria temporal a nuevas licencias, mientras se actualizan los planes de desarrollo urbano con criterios de sostenibilidad.

Propuestas clave:

  1. Zonificación inteligente con enfoque en movilidad y accesibilidad.
  2. Infraestructura verde: Drenaje pluvial, parques públicos, tratamiento de aguas.
  3. Política de vivienda digna para trabajadores.
  4. Participación comunitaria vinculante en nuevos desarrollos.

Modelos de éxito: Lo que sí funciona

Ciudades como Mérida han implementado con éxito políticas de crecimiento ordenado mediante:

  • Integración del transporte público con desarrollo urbano.
  • Incentivos fiscales a proyectos sostenibles.
  • Planes de desarrollo hechos con participación vecinal.

Estos modelos podrían adaptarse a la realidad de Quintana Roo, si hay voluntad política y presión social organizada.

¿Hasta cuándo se puede crecer sin destruir?

La frase “no necesitamos más hoteles ni parques” no es solo una advertencia; es un llamado a la acción. El modelo actual de crecimiento turístico de Quintana Roo está al borde del colapso social, ambiental y urbano.

Si no se replantea el rumbo, el paraíso podría volverse invivible para quienes lo habitan. La gran pregunta es: ¿Los gobiernos y empresarios estarán dispuestos a frenar el ritmo para salvar el futuro?

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